Comparten la misma actividad y, por ende, conocen las reglas del juego. En su profesión los horarios son elásticos, muchas veces impredecibles, pues más allá de participar actualmente de espacios ya consolidados, en el periodismo nunca se sabe si mañana tocará volver a remarla bien de abajo. Las épocas que vivimos invitan a esforzarse doblemente para conservar el lugar que tanto costó ganarse, y nunca está descartada la posibilidad de, nuevamente, clavarse en una guardia de dos horas (o dos días) en la puerta de la casa de un famoso para conseguir la primicia.
El horario de oficina no corre, y en un ambiente tan difícil como la farándula o el mundo del fútbol, la confianza, que ya resulta elemental para la vida útil de cualquier pareja, en estos casos es aún más valiosa. Eso tal vez explique en parte un romance que con el correr del agua bajo el puente no hizo más que afianzar sus cimientos.
Porque desde que oficializaron su relación, a fines de 2017, Cora Debarbieri (37) y Martín Arévalo (42) aprovecharon cada uno de sus encuentros para conocerse y compartir. Ambos se desempeñan para el mismo multimedio, y más allá de cruzarse en los pasillos y saludarse amablemente, lo de ellos no pasaba los límites de un vínculo laboral.
A la par
Hasta que la misma rutina y, por supuesto, una atracción mutua confluyeron para derivar en un flechazo que terminó uniendo sus corazones. Las miradas comenzaron a ser distintas y un contenido especial, más profundo y cercano, empezó a darles forma a las conversaciones que normalmente mantenían a la pasada. Esas charlas se trasladaron posteriormente a otros escenarios, generalmente locales gastronómicos cercanos a América TV o a Radio La Red, edificios que, igualmente, están a pocas cuadras de distancia.
Fue la germinación de una historia que poco antes de cumplir dos años ha sido coronada con la convivencia. Sí, porque la panelista de Involucrados y el hombre que reparte sus tareas entre No todo pasa ( TyC Sports) y Un buen momento (La Red), decidieron apostar sus fichas restantes. Cora Debarbieri y Martín Arévalo ya viven bajo el mismo techo y desde ahora quedará saber si la meta que se trazaron es el casamiento o simplemente ir tomándole el gustito a esta nueva experiencia que, desde luego, dista bastante de lo que es el noviazgo en casas separadas.
Confesiones
Por lo pronto, Cora Debarbieri recalcó que su novio Martín Arévalo, hasta ahora, no le ha pedido casamiento de manera formal a pesar de sus hermosos viajes por el mundo. Sin embargo, desde el círculo más cercano intuyen que esta determinación fue implementada como una especie de prueba piloto de cara al futuro, con el potencial propósito de ponerse las alianzas más adelante, si todo funciona. Martín, igualmente, opinó al respecto, y al parecer no ve con malos ojos reglamentar el amor ante la ley y ante Dios.
“Claro que me gustaría casarme, pero aprendí algo: toda la vida fui de ponerles rótulos a las cosas, y hoy quiero vivir sin presiones, sin tiempo. Será más adelante. Lo importante es estar bien con la persona que elegís para compartir tu vida. Y con Cora la paso bien comiendo un sándwich en la Costanera o un ceviche y langostinos en medio del Caribe”.
Es verdad. Lo importante es sentirse bien. Principalmente cuando la confianza es el motor de todo.