Al final parece que sí. Que Julieta Prandi les hizo caso a las abuelas y se fue, nomás, "con la música a otra parte". Después de cortar con Guido Sardelli, baterista del grupo Airbag, empezó un intenso "coqueteo virtual" con Lisandro Aristimuño, uno de los más promisorios, respetados y queridos integrantes de la nueva camada de cantantes populares.
Hace poco, en una entrevista vía Zoom que le dio a Gerardo Rozín, de quien fue compañera en la conducción de Morfi, Prandi confirmó que estaba "soltera y dispuesta a empezar algo". Cuando Rozín le dijo que no creía que estuviera sola, ella contestó con picardía. "Vos me conocés muy bien. Estoy libre y divertida. Quiero pasarla bien" le dijo.
Prandi no las tuvo todas consigo, precisamente, en el último tramo de su matrimonio con Claudio Contardi, de quien se separó en medio de un escándalo gigantesco que incluyó denuncias por malos tratos, infidelidades y un tremendo entuerto judicial por propiedades, cuentas y hasta por la tenencia de los hijos que tuvo la pareja.
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"Ya lloré y ya sufrí muchísimo, y ahora quiero pasarla bien" dijo Prandi después de relatar su traumática ruptura. En varias oportunidades contó, sin vueltas, que vivió una pesadilla pero que no se resignaba a creer en el amor, y que estaba dispuesta a darle una nueva oportunidad al corazón cuando se presentara la ocasión.
Su romance con Sardelli fue efímero y casi no hubo apariciones públicas de la pareja. Se trató, más bien, de informaciones y rumores de la prensa ante los que ella, después de negarlo sin demasiado fervor, cedió y terminó aceptando que "algo pasaba".
Con Aristimuño tampoco hay fotos, mucho menos en esta época de cuarentena y aislamiento. Pero sí una actividad en las redes sociales que deja rastros y huellas. A los seguidores de él les llamó la atención la cantidad de "likes" que ella les ponía a sus publicaciones, "curiosidad" que se multiplicó cuando él empezó a seguirla y también le dio algún "me gusta".
En las últimas horas, dos datos despertaron aún más la inquietud de los fanáticos. Ella apareció en sus vivos para decirle, literalmente, "sos hermoso" y además le dedicó una historia que les hizo decir "acá pasa algo".
Aristimuño tiene 41 años, y Prandi 39. El es nacido en Viedma, la capital de la provincia de Río Negro, allí donde un curso de agua separa la patagonia de la provincia de Buenos Aires y tiene una hija que se llama Azul.
Es un artista que además de dar conciertos multitudinarios, ganar premios y convocar muhedumbres en cada uno de sus trabajos, es un activo militantes por las causas populares y que siempre deja en claro cuáles son sus convicciones.