Para el amor no hay edad. Lo escribimos 1000 veces y nos toca, por suerte, hacerlo nuevamente: a los 62 años, Gabriel El Puma Goity se enamoró de su colega María José Abadi, que "apenas" tiene 37. A pesar de las dos décadas y media de diferencia, a ella le pasó lo mismo y en las últimas horas blanquearon la relación al asistir a un evento juntos y muy amarraditos de la mano.
La dulce información fue brindada en Socios del espectáculo por uno de sus conductores, Rodrigo Lussich, quien apuntalado por su coequiper Adrián Pallares fue tirando pistas que permitieron develar rápidamente quiénes eran los protagonistas del chimento presentado como una "bomba".
Goity y Abadi, quienes ya se conocían de otros laburos, volvieron a coincidir en la aclamada serie El Encargado. La ficción, protagonizada por Guillermo Francella, fue tan exitosa como polémica. Los números la volvieron un verdadero suceso para el mundo de las plataformas, pero su temática provocó un ataque de furia de los "porteros de edificios", quienes la acusaron de "estimagtizante".
El vínculo fue creciendo y se consolidó de tal forma que semejante distancia "cronológica" no les impidió vivirlo y disfrutarlo con tal plenitud que no tuvieron prejuicios ni tapujos para blanquearlo apenas tuvieron la oportunidad, ya que no son dos figuras extremadamente mediáticas. Ella mucho menos que él.
EL PUMA GOITY Y MARIA JOSE ABADI ESTAN EN PAREJA
"El ha tenido algunos romances públicos y otros que.... bueno, mejor no recordar", recordaron en el programa de los mediodías del 13. "Quizás él no sea un galanazo de aquellos, pero tiene esa cosa de tipo de barrio que les gusta a las mujeres", agregaron. "Ella es la hija del famoso sicólogo José Abadi y por supuesto que tiene una parte de la vida muy ligada a la sicología", contaron después.
"Ellos ya habían compartido el elenco de Los Roldán, pasó el tiempo, se reencontraron, y fluyó. En el aniversario de Argentina Sono Film hicieron pública esta historia que algunos conocían, pero no todo el mundo. Llegaron y estuvieron agarrados de la mano, quizás hasta para evitar las preguntas. Todos los que los veían sabían de qué se trataba", concluyeron.