Mientras se prepara para dejar España y radicarse en Alemania por cuestiones laborales, Evangelina Anderson disfruta de las últimas semanas en Marbella con su marido, Martín Demichelis, y sus hijos Bastian, Lola y Emma. “Nos mudamos en agosto, Martín se está encargando de los preparativos, de dónde vamos a vivir y esas cosas”.
Antes de emprender el viaje, el martes 23, Eva festejó su cumple. Por todo lo que se viene, no hubo grandes festejos y sólo hizo algo íntimo, en su casa para ellos cinco. El día arrancó compartiendo un rico desayuno familiar.
–¿Qué te regalaron tus hijos?
–Me hicieron unos lindos dibujitos, caritas, y Lola, una crema de frutillas para hacerme masajes… Todas las noches ella me hace masajes en las piernas. Muy tierna (risas).
–Más años cumplís, más linda estás…
–Ja, ja, ja. El secreto es vivir la vida con mucha intensidad. Gracias a Dios tengo buena genética, así que hago algo pero no por lo físico, sino porque me gusta y me hace bien. Entreno para eso, no por otra cosa. Además hago yoga por mi problema de espalda…
–¿Estás estudiando para poder dar clases de yoga?
–Sí, estoy estudiando el profesorado y estoy dando clases en un hogar de ancianos y a chicos con capacidades diferentes todos los martes. Me gusta ayudar, y en Málaga con Martín ayudamos mucho en diferentes áreas, pero no es algo que me interese que se sepa, no buscamos eso, lo hacemos porque nos gusta dar una mano, nada más.
–¿Están con ganas de volver a ser padres?
–No, la fábrica está cerrada. Martín quiere uno más, si le preguntás a él te va a decir que sí, pero yo les dedico muchísimo tiempo a mis hijos, y con uno más sería difícil. Soy maestra jardinera, amo a los chicos, pero ya cuatro serían muchos.
