En el 506 y en el 2000 también. La letra del legendario tango Cambalache, escrita en 1934 por Enrique Santos Discepolo, sigue vigente en 2022. Desde siempre, en el siglo pasado y en este, con más o con menos tecnología, el mundo fue y será una porquería y los famosos siguen aprovechando cualquier oportunidad para presentar novios, parejas o relaciones ocasionales. Delfina Chaves llegó a la presentación de la película 1985 acompañada de su nuevo compañero, un apuesto muchacho que se robó la mirada de todos. Pasan los años, pero el amor y la pulsión de las figuras por mostrarse cuando están contentas siguen siendo más fuertes.
La vida afectiva de Delfina Chaves, la hermana menor de Paula, siempre estuvo rodeada por un halo de misterio. Cuando era una de las figuras femeninas de ATAV y su nombre invadía medios televisivos, radiales, gráficos y digitales, se rumoreó largo y tendido una relación íntima con el actor español Albert Baró, quien era muy conocido en la Argentina por su participación en la serie Merlí.
Ninguno de los dos confirmó la relación ni se animó a blanquear un romance, pero ambos jugaron con la posibilidad y se dedicaron a histeriquear un buen rato por las redes sociales. Se ponían "te extraño", "cómo me gustaría verte", "me hace falta charlar con vos", "pensé en ti todo el santo día", "todo me recuerda a ti" y ese tipo de cosas. Los fanáticos de la tira, obviamente, se volvían locos aunque el programa ya no salía al aire.
Pero después llegaron la pandemia, el encierro, el covid y la mar en coche y Delfina dejó de ser una figura recurrente en los programas de chimentos. La espuma bajó considerablemente y ya poco y nada se supo de ella. O al menos de su vida, todo lo contrario a lo que sucede con su hermana: de Paula se sabe todo. Vida, obra, salud, laburos, emprendimientos, la relación con Pedro Alfonso, como cría a sus tres hijos. Todo.
Un poco por eso sorprendió que haya llegado al estreno del filme 1985, llevado a cabo en el complejo Cinemark de Puerto Madero, al sur de la ciudad de Buenos Aires, acompañada por un apuesto joven que no se le despegó un segundo ni antes ni después de la proyección de la peli, que representará a la Argentina en la carrera por llegar a los premios Oscar. Y así como arribaron juntos se fueron de la misma manera.
Ella estaba super coqueta, con una especie de musculosa blanca, un pantalón de cuero negro y una cartera del mismo tono. Llevaba el pelo recogido, los labios pintados con sobriedad,la sonrisa de siempre, el ritmo sereno y la misma timidez de aquellas épocas de gran exposición. Al pibe lo elogiaron todos. Tanto mujeres como hombres. El saco azul que se había tirado encima no tapaba del todo, porque era bastante abierto en su solapa, una colorida remera de escote en ve que llevaba sobre el pecho. La barbilla y el pelo dorados eran los complementos perfectos para sus ojos claros y su sonrisa deslumbrante. El dato negativo: fumaba. Sin embargo, parece que este vínculo no es humo. Veremos. De película puede ser, eso seguro.
IMAGENES: CARLOS GONZALEZ