Posiblemente en la farándula sea más común de lo que se cree, pero sin dudas lo sucedido con Zaira Nara y Diego Forlán marcó un precedente. ¿A qué nos referimos? La hermana de Wanda y co conductora de Morfi, todos a la mesa… tenía todo listo para casarse con el ex delantero uruguayo, pero a último momento todo se derrumbó. Al parecer, presuntas diferencias con respecto a la firma de un contrato prenupcial detonaron en un adiós irreversible.
Con esto, el delantero buscaba proteger sus bienes personales: es decir, protegerlos ante un eventual reclamo por divorcio al considerarlo un patrimonio construido en su etapa de soltero (también de sus affaires extra matrimoniales, está claro).
Citar este antecedente viene bien para valorar, entonces, lo que sucede actualmente con Pampita. Pocas horas antes de casarse con Roberto García Moritán tras un noviazgo de apenas tres meses, y teniendo en cuenta lo que ha logrado materialmente en su exitosa carrera, la modelo le dio la orden a su abogada de no confeccionar ningún papel.
La actual jurado del Súper Bailando de Marcelo Tinelli quiere apostar a la transparencia y a la confianza, ilusionada con una extensa relación, sin conflictos ni frustraciones que deriven en un adiós anticipado. Al parecer, Pampita prefiere privilegiar los buenos augurios antes de ponerse a pensar que pasaría con sus ahorros o sus bienes raíces en caso de que el vínculo conyugal se interrumpa abruptamente.
García Moritán está en una situación similar: es dueño de tres restaurantes muy conocidos, pero tampoco pretende tomar recaudos pese a los intereses que habrá en juego una vez que cambie su estado civil. Una buena señal. Saludable y riesgosa. Extraña, claro, para un ambiente tan delicado.