Es creer o reventar. Boca o River. Es el médico del hospital más cercano o el curandero del barrio. “Soy una mina muy terrenal y descreo un poco de esas cosas”, expresó Eva de Dominici en su primera reflexión desde el embarazo. Así, la actriz le daba inicio a su relato y contaba cómo transitó esa experiencia que le permitió acortar plazos y conocer el sexo de su hijo sin la necesidad de pasar por un ecógrafo.
La ex de Joaquín Furriel, quien siempre le tiró buena onda, se sabe, está por ingresar en el séptimo mes de su embarazo y más allá de que sus obstetras estiman que el bebé nacerá en noviembre, a esta altura la fecha exacta únicamente figura en la agenda de Dios. Lo cierto es que Eva luce un pancita flamante y que a juzgar por las imágenes que sube a sus cuentas de las redes sociales, se tomó muy en serio el respeto por la dieta, ya que prácticamente no se le visibiliza un sólo gramo demás.
Si bien en los últimos días confirmó públicamente que está esperando un varón, casi en forma paralela Eva De Dominici reconoció que una clarividente ya le había sugirido que no se adelantara a pintar la cuna de rosa durante el embarazo. “Una noche, comiendo con mi hermana en un restaurante argentino, me di cuenta de que había estado siendo muy fijamente observada por la mujer de la barra, dueña del lugar y vidente. Pero repito, soy una mina muy terrenal e incrédula de esas cosas. Al salir me ofreció su consulta y a mi hermana le pareció divertido”, admitió Eva, que está en pareja con Eduardo Cruz, hermano de Penelope.
Intrigada por la propuesta, la futura mamá concurrió a la cita y según narró, la mujer, con los ojos cerrados, le tocó la panza y la manifestó balbuceante. “Siento algo muy fuerte en tus zonas 2 y 3 (vientre). Algo está sucediendo en tus entrañas… Y es una energía masculina”, le dijo, a modo de conclusión.
Creer o reventar
Impactada por lo vivido, pero sin descartar la posibilidad de que efectivamente esta “bruja” haya dado en la tecla, Eva aguardó la ecografía definitiva con una ansiedad especial.
La cual, coincidentemente, confirmó la proximidad de un varoncito. “Les pedí a unos amigos que hablasen por teléfono con mi médica y guardasen la información hasta que estuviésemos juntos con Edu, que justo estaba lejos y quería compartirlo con él”, agregó.
“Cuando nos dijeron ‘es un varón’ sentimos que no era sorpresa para ninguno de los dos. Edu también había estado convencido desde el primer momento”. Al fin y al cabo, la ciencia y la creencia “vieron” lo mismo. A veces, parecería, no se llevan tan mal.