El primer gran romance de 2022 es el que protagonizan Paloma Ortega, la hija de Guillermina Valdés y Sebastián Ortega, y Ana Mir Bertone, la hija de Lalo Mir. Claro que encasillar a las muchachas como "las hijas de..." sería una gran injusticia. Las dos tienen vuelo propio -¡Justo!- y no merecen clasificaciones de ningún tipo. Ellas son jóvenes pero también maduras, y aquellos que las conocen las definen como chicas inteligentes, solidarias, creativas, talentosas, divertidas y algo tímidas.
Paloma y Ana prefieren el perfil bajo. No les gustan la exposición, los flashes ni las lucecitas de colores. Ya tuvieron "mucha televisión" encima de ellas desde chiquitas y al menos por ahora -en el futuro, nunca se sabe- eligen ir por la vida sin hacer mucho ruido. Incluso protegen mucho su relación y no les hace nada de gracia ver los portales inundados con sus nombres.
Pero bueno, sus padres ya les dijeron que "esto es así". Que ellas pueden querer una cosa pero los medios tienen su propia dinámica y que por alguna cuestión les dan tanto espacio: se llama interés de la gente. El gran público, evidentemente, se ha visto muy interesado por todo lo que tenga que ver con ellas, y cada nota que se publica o cada informe que se pone en el aire dispara todas las mediciones. Mientras siga esa tendencia, pues ahí citinuarán ellas en el candelero.
"Paloma es fanática de la música, y su mayor deseo es poder vivir de ser dj o baterista, que son sus grandes pasiones", contaron en el círculo íntimo de la hija de Guillermina Valdés y Sebastián Ortega.
Poco a poco, más allá de las intenciones de las dos para que no trasciendan sus cosas, se van filtrando datitos de su vida y de sus pareceres. Qué les gusta hacer, cuáles son sus sueños, qué deseos tienen, qué piensan del pasado, del presente y del futuro, cómo transcurren su incipiente relación, para dónde quisieran llevar su crecimiento. A pesar de sus esfuerzos, se va sabiendo cómo son.
Trascendió, de esa forma, que Paloma tiene una gran pasión que la moviliza desde hace ya unos cuantos años. Ella es una fanática de la música, y cuentan en su círculo íntimo que su mayor deseo es poder vivir, algún día, de su vínculo con el mundo de las melodías, los acordes y los sonidos. "Ya sea como dj, que le encanta serlo, como de baterista, a ella le encantaría vivir de eso", dicen en su entorno.
Mientras tanto, ella ya hizo "algunas cositas" como modelo publicitaria. Hace un tiempo se sumó a las huestes de la agencia de Lorena Ceriscioli, y su particular belleza la transformó en una cara buscada por algunas firmas para que protagonice o forme parte de sus campañas. Allí ha recibido el consejo sabio y eperimentado de su mamá, que la guía pero no la agobia y la deja ser. La deja ir...