Parecería estar acostumbrada. Carolina Ardohain (41) ya se ha curtido en esto de ser noticia casi, diríamos, permanentemente. Aunque le costó bastante, la actual jurado del Bailando por un sueño debió aprender a convivir con las tapas de las revistas y los segmentos centrales de los programas de espectáculos, que con frecuencia la tienen como protagonista y no siempre por asuntos relacionados netamente con su actividad profesional.
Hay que reconocerlo: Pampita vende y cualquier acontecimiento que la involucre, por mínimo que sea, despierta el interés del público por un desarrollo periodístico que le permita conocer el trasfondo. Y últimamente, tanto entre los fans de la modelo como en gran parte de la opinión pública, se habló mucho de sus vivencias. Su nombre comenzó a acaparar la escena cuando el empresario Roberto García Moritán, allá por mediados de octubre, sorprendió a propios y extraños al realizarle una novelesca propuesta de casamiento.
Al margen de haber elegido para un momento tan especial un hotel en el extranjero, García Moritán asombró por la logística contratada para el resto de la escenografía, pues hizo volar drones, lanzar fuegos artificiales y sonar violines, para darle un contexto definitivamente romántico a la ocasión. Al margen de todo esto, los comentarios se dispararon dado el corto tiempo de noviazgo que llevaban: apenas dos meses y ya la pareja se comprometía para colocarse las alianzas.
Eso sucedió finalmente a fines de noviembre, cuando en el marco de una celebración llevada a cabo en las instalaciones del Palacio Sans Souci, Pampita volvió a jugar legalmente para el equipo de las casadas. Obviamente, las repercusiones de la fiesta fueron incesantes y las imágenes del brindis peregrinaron por los medios tradicionales de comunicación y por las redes sociales, como era previsible. Después de firmar los papeles, la modelo y su esposo partieron de luna de miel.
El destino elegido fue París, donde descansaron y recargaron las pilas para encarar 2020 con las energías bien arriba. Sin embargo, a poco de pegar la vuelta se desató un escándalo de proporciones que, sin dudas, Pampita no esperaba. La niñera de sus hijos, llamada Viviana Benítez, la denunció por maltrato y difundió su testimonio por diversos canales de televisión, algo que, comprensiblemente, desató un marcado enojo en la ex mujer de Benjamín Vicuña.
La confrontación fue aumentando su voltaje y ambas partes no dudaron en dirimir el conflicto en la Justicia, convencidas cada una de estar en lo cierto y de no mentir en una sola coma con sus afirmaciones. Como primera medida, Pampita le ordenó a su abogado, Fernando Burlando, la instrumentación de un bozal legal a Benítez, para evitar que prolongue su recorrido por los medios para difamarla.
“No voy a pagar ni un peso para que una persona deje de mentir sobre mí”, anticipó Carolina, quien, con el apoyo de los suyos, quiere ir hasta las últimas consecuencias. En principio, es dueña de una ventaja sobre su ex niñera: ya está completamente acostumbrada a los escándalos mediatizados. Pero eso, claro, tampoco la inmuniza contra una condena social y menos contra un fallo desfavorable de los jueces.