Es una mujer bella, sensual, cautivante, misteriosa, inteligente, talentosa, completa de la A a la Z, o mejor dicho de la Z a la A: Zaira Nara tiene todo eso, y también mucho más. Sus encantos la convirtieron en una muchacha irresistible para gente de todo orden, origen, proceder y objetivo. Del deporte, del arte, del empresariado, del mundo. El "ABC" del placer, resumido en una sola persona.
Zaira lleva en sus genes, que duda cabe, el ADN de la fama, la farándula, los vaivenes mediáticos y los escándalos sociales y afectivos. Es la hermana de Wanda, probablemente la celebridad más expuesta de la Argentina y por qué no del mundo todo. Su papá es Andrés, quizás la figura "algo bizarra" número uno del país. La madre, Nora Colósimo, fue noticia por rehacer su vida dos o tres veces. Por si eso fuera poco, ha tenido algunas madrastras -Kari Nara antes, la jovencísima Debbie Giménez luego, y Alicia Barbasola ahora- que ni te cuento... Estaba escrito que iba a ser una estrella.
Guarda que ella también tuvo lo suyo, eh. No es que el ruido y el merengue lo hicieron sus familiares nada más. ¡Para nada! Zaira puede parecer más fina, elegante y señorial que todos ellos juntos, pero metió cada batifondo que fue inolvidable. El primero fue el legendario "Menos mal que no me casé" que le tiró a Diego Forlán, quien iba a ser su marido y en un puñado de horas se volvió su máximo enemigo. Del fútbol pasó al tenis de la mano Juan Mónaco, pero la relación naufragó después de un pico de emoción. Se casó y tuvo hijos con Jakob Von Plessen (¡A la flauta, que nivel!) pero la crisis provocó un bochinche que no tuvo nombre: le descubrió alguna trampita y lo dejó en medio de un bochorno. El ronroneo con el polista Facundo Pieres trajo al galope la distancia con su gran amiga Paula Chaves.
Zaira dejó huella en cada uno de sus hombres. Y ellos hicieron lo mismo a lo largo y a lo ancho del frondoso y resbaladizo mundo de la farándula. Rascaron y disfrutaron de lo lindo por aquí y por allá, desparramando afectos y placeres por un lado y por el otro. Hay -fíjense en el mapa- para todos los gustos. Altos, rubias, interesantes, despatarrados, elegantes, zaparrastrosos, profesionales y embriagados. Se pueden escuchar muchos "Aaaaaa" pero casi ningún "Zzzzzz", porque a la hora de la conquista nadie "duerme" en el ambiente.
