Vive un momento tan especial como particular. Por un lado, el sabor del triunfo que semana a semana se renueva. Por otro, esa dicotomía entre el éxito y todo lo que se resigna cuando lo que se busca es triunfar a nivel internacional. Luego de arrancar con su gira Brava Tour en España, Lali Espósito (27) sigue recorriendo el mundo presentando su flamante disco, que lleva el mismo nombre que le puso a su gira. Estadios llenos y un nivel de convocatoria que tal vez ni ella se esperaba. Tras sus presentaciones, la morocha se tomó un avión con destino a Miami, Estados Unidos, para seguir conquistando a través de la música.
El inconveniente que le trae esta gira lejos de Argentina es no estar cerca de su novio, Santiago Mocorrea (33). La relación se afianza a medida que avanzan como pareja, y estar alejados se vuelve tedioso y casi insoportable. Los chicos saben que el deber llama, y ante esto, por el bien de sus carreras, no hay otra salida posible. Es tal el sentimiento de angustia, que Lali hasta lo empieza a exteriorizar.
“Cómo te extraño, mi amor”, fue el mensaje que le dedicó a su amado. En esta oportunidad, el muchacho no pudo acompañarla y estar lejos se vuelve un sufrimiento que no pueden evitar ni siquiera con el uso de la tecnología. WhatsApp, videollamadas, nada hace que se dejen de extrañar. Más allá de esto, Lali tiene que levantar la cabeza y ponerle la mejor cara a cada presentación. La morocha asistió a los Premios de la Juventud en representación de Argentina y deslumbró con su belleza.
Se cruzó con colegas de distintas partes del mundo, y en esta fiesta de la música no desentonó. Se bajó de ese escenario y se subió a otro, al del Hard Rock Cafe Orlando, para retomar su gira. Allí volvió a hacer de las suyas con una presentación a toda orquesta y sin escatimar esfuerzos. Más allá de su agenda apretada, le dedica un instante al descanso, para reponer energías y seguir camino.
¡Qué diosa! La joven aprovechó un tiempo libre para descansar y disfrutar de la playa y las distintas atracciones de Florida. Más allá de estar entusiasmada con su carrera, con todo lo que viene consiguiendo, sabe cuándo es el momento de apretar el freno, para seguir en plenitud. Se sacó el maquillaje, los tacos, se puso la bikini y salió corriendo desde el hotel y no paró hasta el mar.
Pisar la arena con los pies descalzos, poder darse un chapuzón, le hizo reconfortar su espíritu. “Venir al mar siempre me carga de energías”, contó la artista mientras lucía sus curvas para el infarto en la playa, haciendo gala de su belleza. La morocha dejó a más de uno con la boca abierta.