Las vacaciones de Pampita van de farra en farra. Pocas horas después de soplar las velitas y anunciar que está embarazada (y esperando una nena) en una celebración que pareció salida de una película yanqui, le festejó el cumpleaños 44 a su marido y padre de la criatura en camino, Roberto García Moritán.
Otra vez, todos estaban impecables y la escenografía parecía aportada por Universal, Columbia o alguno de esos estudios del cine de allá. Prolijos, limpitos, perfumados, de punta en blanco. Ni una arruga se les veía. Ella, ni hablar. El, como si fuese Clark Gable en Lo que el viento se llevó pero antes de que empiece a soplar el tornillo.
La torta estaba en sintonía. Redonda. Toda blanca, con algunos "adornos" alrededor que parecían alfajores. Y aunque parezca increíble, en las redes sociales los protagonistas dejaron de ser la modelo y el empresario y pasaron a ser Benicio, el hijo menor de ella, y la torta. Rápidamente, la gente se dio cuenta de algo y viralizó el video pero no la parte de los besos que se daba la pareja, sino otros: los que el nene le daba a la comida.
Mientras Pampita y su marido estaban concentrados en lo suyo y querían que todo saliera "perfectito", Benicio, que tiene 6 años, estaba en otra. Lógicamente, no le interesaban las cámaras, las filmaciones ni mucho menos los compromisos comerciales que pudiera tener su mamá. El estaba en la suya y directamente "fue al ataque".
Sin cabildeos, "Beni" decidió no esperar a que su mamá cortara la torta y se la diera de probar. ¿Para qué? En medio del "que los cumplas feliz..." metió sus dedos en la prolija preparación y le dio una probadita "antes de lo permitido", por llamarlo de alguna manera. Pampita estaba tan concentrada en lo suyo que ni siquiera se dio cuenta.
La velada siguió tal como la habían planificado. Como si estuviera marcado por algún guión cinematográfico. Los saludos, los besos, los brindis, los deseos, algunos regalitos, los chicos jugando (pero contenidos por sus padres) y el clima de celebración que inundó el aire desde que todos llegaron y se dispusieron a charlar.
Benicio terminó sentado sobre la falda de su mamá. Ya había "hecho lo suyo". Qué bueno cuando los chicos actuan con tanta naturalidad.
