Pampita trató de no hablar sobre su separación de Roberto García Moritán durante varios días. Pero todo se complicó cuando empezó a ver que los periodistas estaban en la puerta de su casa de Barrio Parque, día y noche. Ya no aguantó más y tuvo que salir a decir algo para frenar la situación, porque se le estaba yendo de las manos.
Bastante enojada, Pampita les dejó bien en claro lo que más le molestaba. “No vengan más a la puerta de mi casa. Hay chicos acá. Están mostrando mi dirección”, dijo, visiblemente molesta. Contó que lo que peor llevaba era que invadieran su privacidad y la de sus hijos, que también se vieron metidos en el medio de todo este lío. “Saben dónde trabajo, en el canal. No vengan más”, insistió.
La modelo también se quejó de que estaban mostrando el frente de su casa. “Mis hijos tienen que salir todos los días al colegio. Es reinseguro lo que están haciendo”, tiró, dejando en claro que la situación ya le estaba trayendo problemas serios. Para ella, lo más grave era la seguridad de sus hijos, y no estaba dispuesta a permitir que los medios pusieran en riesgo su tranquilidad.
Mientras hablaba con los periodistas, Pampita no disimuló su malestar. “Es una falta de respeto”, lanzó, indignada, y les pidió que dejaran de invadir su vida. Estaba claramente afectada, pero no dejó de marcar su postura firme. Lo que le estaba pasando la tenía angustiada, pero sobre todo enojada por la falta de consideración de los medios.
EL PEDIDO DE PAMPITA
Cuando le preguntaron si pensaba viajar para alejarse un poco de todo este escándalo, ella eligió no responder. En lugar de seguir dando explicaciones, se quedó callada, como diciendo que ya había hablado lo suficiente. Cerró la puerta de su camioneta, sin ganas de decir más nada, y se fue rumbo a las grabaciones de Los 8 escalones.
Así, Pampita dejó claro que no iba a tolerar más la invasión de su privacidad y que esperaba que los periodistas respetaran los límites que había marcado. Su pedido fue claro: que no vuelvan a la puerta de su casa y que cuiden a sus hijos.
