Ante los ojos del público era una de las parejas más armoniosas de la farándula. Eran tal para cual. No sólo por el amor, sino por compartir esa pasión por el modelaje y todo lo que lo rodea –son socios en la agencia Multitalent–. Se complementaban, y juntos formaban un gran equipo familiar y de trabajo. Para el afuera no había indicios de una posible separación. Tal vez por esto, es que causó tanta sorpresa que Pía Slapka (35) y el empresario Paul García Navarro (49) se distanciaran. Estuvieron 17 años de pareja y pasaron por el altar en 2004, dos años después de conocerse. En aquel entonces, fue ella quien, mientras caminaban rumbo a un restaurante, le propuso casamiento y él aceptó gustoso. Sellaron el momento con un beso y se pusieron en campaña para organizar la boda. Más tarde llegaron los hijos: Benjamín (9) y Gerónimo (5). Armaron una gran familia y se sobrepusieron a todo. Ante el rumor que empezó a circular cada vez con más fuerza en los últimos días, amigos de ellos comunicaron la crisis y más tarde el distanciamiento. Por su parte, la pareja prefirió el hermetismo. Tratar de caminar con pies de plomo, intentando resguardar a los chicos.
La sorpresa toma mayor repercusión por las entrevistas que vino brindando Pía desde fines del año pasado a la actualidad. En diciembre del año pasado, por ejemplo, apenas cuatro meses atrás, la modelo y empresaria hablaba de renovar votos. Volvió a recalcar que en su momento fue ella la que le propuso casamiento a él y que ahora esperaba un gesto de Paul. “Me encantaría renovar los votos, pero estoy esperando la propuesta de Paul… ahora tiene que venir de él”. Incluso, cuando aún se los tomaba como referentes, como uno de los matrimonios más sólidos, Slapka le puso énfasis y hasta brindó ciertos tips para mantener viva la pasión y no morir en el intento.
“En el medio se ve mucho romance de la chica y el chico del momento. Parece que sigue la tendencia de lo descartable. Siento que hay poca tolerancia a las crisis que pueden terminar con la pareja o ser un gran momento para reencontrarse y renovar la pasión. Con Paul las tuvimos y nos sirvió para redescubrirnos. Obviamente no volvés a vivir mariposas en la panza, porque eso pasa en la primera etapa del enamoramiento, pero se vive un reencuentro. El diálogo, la comunicación, el poder plantearle a la otra persona lo que te pasa, es la clave. Después el amor y el buen sexo. No es necesario que esté todo los días, pero si el sexo no está, todo se derrumba. Hay que innovar, buscarle la vuelta… no descarto terceros, porque soy una mujer de mente abierta, pero no ha pasado todavía”, le contó a Gente en noviembre. La pareja, que incluso pasó el verano de vacaciones en Punta del Este, no logró sortear la rutina y la llama se apagó. Al parecer, no hubo conflictos ni terceros en discordia que los llevaran a tomar esta decisión. Simplemente se terminó el amor y, por el bien de todos, de lo que construyeron juntos, decidieron ponerle fin a la historia de amor, pero no a la familiar. El diálogo está presente y hasta se ven, si la situación lo amerita.
Con esta postal confirmó su separación
"Para siempre familia", escribió él.