Explosivo. Las esquirlas de semejante bomba vuelan por todas las latitudes. Wanda Nara pateó el tablero y llamó desesperadamente a la policía para elevar una denuncia contra Mauro Icardi, en la que se refleja como carátula un episodio de violencia de género.
La situación sacudió todos los cimientos y activó un escándalo resonante, que se alimenta a cada minuto con nuevos detalles y actualizaciones, como la audiencia que se llevó a cabo, obligada por el juez, entre las abogadas del futbolista y la letrada de la famosa.
En todo ese escenario escabroso, que implica una multiplicidad de posibilidades sobre lo que realmente sucedió entre Wanda y Mauro en el edificio más caro de Núñez, salió a la luz un comportamiento peculiar del jugador. Resulta que A la tarde montó guardia y lo encontró en la noche porteña.
Lejos de sumirse en la depresión, Icardi diseñó una salida para cenar en el restaurante más codiciado de Costanera Norte y después se cruzó a Tequila, la afamada disco. Ahí, en la oscuridad de ese boliche se lo vio muy acaramelado con una misteriosa morocha.
ICARDI ESTUVO CON UNA MOROCHA TODA LA NOCHE
Toda este entramado lo explicaron en el ciclo de América, donde el cronista narró: “Sabemos que en ese boliche entra mucha gente y a todos le preguntábamos si había visto a Icardi y todos nos decían que estaba al lado de una morocha, que había mucha risa”.
Hasta que el movilero relató la circunstancia más picante de la noche: “Cuando salió Icardi, se despidió en el estacionamiento con esta morocha con un beso en la mejilla, lo vimos nosotros”. Y en cuanto a la posibilidad de coordinar un encuentro inmediatamente, el periodista sostuvo: “No lo puedo asegurar del todo, pero si en un alto porcentaje, porque Mauro se subió a la camioneta en el asiento de atrás. Le sacó muchas sonrisas durante la noche”.