El boliche "La Diosa" ya no existe, pero en una época fue el más importante de Buenos Aires. En sus entrañas tenían un código: cuando veían que Diego Armando Maradona, su habitué más ilustre, estaba por drogarse, trataban de distraerlo con lo primero que tenían a mano. Una noche no había manera de calmarlo. Estaba eufórico, acelerado, intratable. El último recurso fue presentarle a una mujer. Una de las meseras. Laura. Laura Cibilla.
Le pidieron que bailara un rato con él. Lo hizo de mala gana y después de resistirse un buen rato. No quería, quizás sabiendo lo que podía pasar. Los 3 o 4 minutos que podía durar el tema se transformaron en 4 años de romance intenso y fulgurante, y una lucha que ya lleva 17 años para que Matías, su hijo, sea reconocido como descendiente del ídolo más grande de todos los tiempos. Un juicio de filiación le salió en contra, pero ella insiste con su reclamo y le grita al mundo que le fraguaron la prueba de ADN.
Leo Sucar, dueño de la boite, lo admitió hace un puñado de días en el programa de Alejandro Fantino, Fantino a la tarde.
Laura era moza del boliche La Diosa. Una noche le pidieron que bailara un sólo tema con Diego, para distraerlo, porque él estaba muy acelerado. No quería, pero al final aceptó. Estuvieron 4 años juntos.
"A mi Claudia Villafañe me terminó odiando, y eso que tenía una buena relación con ella, porque de alguna manera yo fui el que le presentó a Laura y al final Diego se terminó enamorando de ella, y Laura también de Diego. Tuvieron una relación muy intensa y creo que fue uno de los grandes amores en la vida de Maradona" resumió el hombre de negocios, confirmando una primicia que dio Paparazzi en su ediciones 138 y 139.

Claudia Villafañe siempre odió a Laura. Mucho más cuando se enteró que había un embarazo en el medio y que de esa gestación había nacido un varón, algo que en algún momento había obsesionado a Maradona. Cuentan que no la podía ver y que fue el último desliz que le permitió al Pelusa. Después no hubo vuelta atrás. Sobre todo cuando conoció, para esa misma época (2003), a Jorge Taiana.

Era la peor época de Maradona con la cocaína. Fines de los 90, principios de los 2.000. Se lo dijeron a Laura. Los mismos que le pidieron que lo distrajera aquella noche de La Diosa le advirtieron, poco tiempo después, que no le convenía involucrarse en una relación con alguien que consumía tanta cantidad de drogas y que solía jurar "por Dalma y Gianinna" que nunca dejaría a su familia.

Era tarde. Laura ya estaba "metida hasta el caracú" con Maradona, con todo lo que eso significaba y con todo lo que eso representaba por ese entonces. "Yo puedo con eso, no tengo dudas. Yo lo voy a sacar a Diego de las drogas. Yo voy a poder" cuentan que les respondía cuando le suplicaban que se alejara de él.
No sólo no lo consiguió, sino que debió internarse junto a Maradona después de una de las tantas crisis que lo puso al borde de la muerte. Algunos dicen que lo hizo por amor, para que Diego no se sintiera sólo en un lugar tan frío y desolador. Otros cuentan que ella también necesitaba someterse a un tratamiento.
La relación siguió, como pudo, en una quinta de General Rodríguez. En aquella época, en una vivienda conocida como "La quinta de los Mastellone", un apellido clave y determinante en esa zona del oeste del conurbano bonaerense. Hubo varios intentos por tener un testimonio gráfico de la relación, pero nunca se pudo lograr.
En un momento, Diego tuvo una crisis producto de sus excesos. Lo tuvieron que internar 4 meses. Laura se internó con él. Algunos dicen que por amor, para acompañarlo. Otros aseguran que ella también necesitaba un tratamiento.
Unos años más tarde, Diego blanquearía sin demasiados problemas sus vínculos con Verónica Ojeda primero y con Rocío Oliva después. Curiosamente, con Laura nunca dejó que le tomaran imágenes. Quizás porque en su interior todavía se ilusionaba con recuperar a Claudia.

El embarazo, que los uniría para siempre, prácticamente los separó. Maradona no aguantó la noticia y si bien se hizo cargo de algunos gastos, nunca admitió que Matías, el nene que tuvo ella, era su hijo. Incluso, a Laura "la mandaron" a España para que no sea "una dificultad" aquí en la Argentina o donde fuera que se desarrollara la vida del 10.

Al menos públicamente, porque ella dice que en la intimidad sí aceptó que era uno de sus herederos. La mesera del boliche La Diosa. Laura. Laura Cibilla. La chica a la que le pidieron que bailara un sólo tema y se metió en un baile que todavía dura. Está es su verdadera historia.