15 de julio de 2015. Se avecinan las elecciones presidenciales y todos los candidatos hablan, gritan, despotrican y prometen en Intratables. El programa arde y tiene rating como nunca. Esa noche, las mediciones de Ibope provocan sonrisas y excitación en los productores y los ejecutivos de América. Los números se van para arriba al calor de los debates que profundizan la grieta.
De pronto, al teléfono del conductor llega un mensaje acuciante: "Mamá se descompuso y nosotras estamos solas". Santiago del Moro no duda. Abandona el aire de un momento a otro y vuelve a su casa. Eso es, para él, María José Sánchez, su esposa: por ella es capaz de dejar todo.
Santiago Del Moro vive en la gran ciudad y es el rey de las audiencias radiales y televisivas. Tanto en la radio como en la tele sus programas son el más escuchado y el más mirado, aunque está claro que MasterChef Celebrity genera una repercusión infinitamente mayor a la que puede lograr "El club del Moro", el ciclo que lleva adelante en la FM 100.
Se mueve como pez en el agua entre edificios de 20 o 25 pisos, avenidas repletas de autos y de asfalto y calles donde transitan cientos de miles de personas por día. Sin embargo, viene del corazón de la pampa húmeda: para muchos, es el más célebre de los habitantes que nació en Tres Algarrobos, al noroeste de la provincia de Buenos Aires. En medio de esa vorágine de laburo y de sucesos, María José es su cable a tierra.
"Yo no podría ser nada si no fuera por ella. Ella no mira mucha tele, no está pendiente de las noticias, no se fija en lo que dicen los portales, no le interesa si alguien mi critica. Ella tiene otras prioridades, y juntos formamos un equipo que siempre va para adelante" contó él en una nota que brindó no hace mucho.
En algo tienen razón: Del Moro y María José hacen un buen balance actuando como lo hacen: él la rompe en sus laburos y surfea su gigantesca exposicion y popularidad, mientras ella es la imagen más clara y definida del absoluto y total perfil bajo.
"Ella es la persona más honesta que conozco desde siempre, y su mirada y sus opiniones son fundamentales para mi y para las decisiones que tomo" dijo él alguna vez. María José también es de Tres Algarrobos, un pueblo de 3.000 habitantes que como todos los de la zona vive prácticamente de la agroindustria.
"De Tres Algarrobos, el pueblo de Santiago del Moro" se ufanan los vecinos de las familias. "Y también de María José, che, no sean injustos", se calientan otros lugareños que reivindican a ella tanto como a él. En esas calles desprovistas de la locura porteña, ellos no son los de la tele sino los del pueblo.
Santiago y María José se conocieron en la adolescencia y pronto empezaron a salir. Llevan "toda una vida juntos" y tienen dos hijas, Catalina y Amanda, a las que quieien con locura y a las que tratan de inculcar el mismo aprendizaje que recibieron ellos en su crecer campechano: respeto por los demás, apego por la cultura del trabajo, sacrificio y estudio como respuesta a todo, sentimiento por la naturaleza y conocimiento de que las cosas importantes son las pequeñas y no las grandes. Un rato con mamá y papá, divertirse al jugar, darse un abrazo, compartir un buen momento con amiguitos. Eso.
"En mi casa tengo la contención y el amor que necesito. Ese es el secreto. A mi mujer nunca le importó nada y eso me ayudó mucho. El día que Jaime Stiuso salió al aire en Intratables fue un quilombo. Imaginate, llegué a casa y tenía el teléfono estallado y la cabeza hecha un bombo. Mi mujer me esperaba con el boletín de la nena en la mano. “Firmá, firmá”, me decía. Le pregunté si era consciente de lo que acababa de pasar, que un espía que buscaba todo el mundo había salido al aire… “Firmá”, me respondió. Su manera de decirme “eso no es importante” es muy valioso para mí" contó una vez a la revista viva.
Tuvieron un par de crisis (dos, para ser exactos) en las que ella se puso al frente de la pareja y las sacó adelante casi "de taquito". Alguna vez tuvo ganas de casarse, y ahí se impuso el criterio de Santiago de que "los papeles no definen nada. Lo importante es que nosotros nos querramos y estemos bien". En el departamento de Belgrano que reciclaron al gusto de María José y donde viven, todos están tranquilos, pero sobre todo ella. Sabe, mejor que nadie, que Santiago del Moro, el hombre éxito de los medios en la Argentina, para muchos el sucesor de Marcelo Tinelli -a quien duplica en rating cada noche-, es capaz de dejar todo en cuanto lo necesite.