Cayó en desuso y pasó de moda al calor de nuevos entretenimientos y de la frenética y avasallante irrupción de la tecnología, pero "el juego de la perinola" fue, durante mucho tiempo, cosa de todos los días para varias generaciones de argentinos.
La perillita con forma inclasificable giraba y arrojaba prendas para un lado y para el otro: todos ponen, todos sacan, uno deja, agarrá 3, poné 2... Sin querer queriendo, el Wandagate lo revivió de manera imaginaria: en su trama, todos mienten.
Apenas estalló el escándalo, considerado por propios y extraños el más grande de la historia farandulera argentina, la China Suárez se hizo la desentendida y dijo que "la pareja" era la que debía arreglar sus cuestiones internas, siempre y cuando las tuviera.
Era falso: había chateado infinidad de veces con Mauro Icardi y hasta se habían visto en un hotel de París, dato que descubrió la mentira del centrofoball, que había arrancado la historia negando cualquier contacto físico.
Jakob Von Plessen, el cuñado de Wanda, quiso salir limpito del embrollo pero también dijo algo que no era: fue él, al fin y al cabo, el que "le hizo la segunda" al delantero del PSG para encontrarse con la volcánica e insaciable actriz. Zaira Nara, esposa del empresario de apellido aristocrático y hermana de la protagonista central de la historia, negó que eso haya afectado a la pareja: todo indica que están envueltos en una crisis que puede ser decisiva. Como se ve, en este sainete hubo más "medias verdades" que cuernos.
El engaño de Wanda Nara tendría que ver con una declaración que lleva muchos años de vigencia y que ahora, por todo este tema, se habría descubierto que no apoya sobre bases sólidas. Para todo el mundo, la ex vedette es la manager de Icardi, la empresaria que se sienta a discutir con los dirigentes de algunos de los clubes más poderosos del planeta los contratos del goleador, la que establece condiciones y pone los ceros en esos papeles que arrancan estando en blanco.
Pues bien, eso sería un timo. O una pantalla para la verdadera empresa que representa a Icardi. Para "el resto de la gente", Wanda asumió el control de la carrera de Icardi a comienzos de 2016, cuando el rosarino decidió romper la ligazón con el hombre que administró sus pasos futbolísticos y su fortuna desde que tenia 13 años hasta diciembre de 2015, el español Abián Morano.
"Creo que mi influencia en su carrera, incluida la gestión económica y de marketing, era incompatible con el rumbo que está desarrollando la pareja", dijo el empresario en ese momento.
"Creo que su entorno ha perdido la visión de la realidad y Mauro el control de su carrera. Wanda no es representante. A Mauro le irá mejor cuando vuelva a destacar en los campos de juego y no por las insistentes llamadas de atención por lo que sucede afuera", remató el hombre de negocios en una afirmación que fue apoyada por Ivana Icardi, la hermana de Mauro y quien se distanció de él precisamente por algunas actitudes de su esposa.
En la división de bienes que él le propuso cuando estaban en plena crisis él le dijo que le dejaba el cien por ciento del dinero y las propiedades a pesar de que los dos sabían que no era su manager. "Agarra todo", como en una perinola pero de oro, diamantes y platino.