A sus 69 años, Silvestre conserva algo de la pinta que lo volvió uno de los hombres más lindos y deseados del país en el final de los 70 y en los tempranos 80. Una pizca por lo menos. Sus historias de amor siempre fueron explosivas y escandalosas. La que más lo marcó, claro, fue la que protagonizó con Andrea Del Boca, pero la que lo unió con Verónica Vieyra también resultó intensa, volcánica y tuvo un final sórdido. Según él, la dejó al enterarse que lo enganó durante mucho tiempo con Daniel Scioli, nada más y nada menos.
Aunque hoy suene lejano, esté emparentado más con los escándalos que con las cuestiones románticas y lo persiga esa cruz que cargará por siempre por no tener relación con ninguno de sus hijos, Silvestre era de verdad un tipo que "rajaba la tierra" con su facha y provocaba suspiros en una platea femenina que se agolpaba de a decenas de miles para escucharlo cantar o para verlo actuar en las telenovelas de aquel tiempo.
Un tipo pintón que empuñaba una guitarra para cantarle al amor, vestía canchero y salía en la tele. El combo de todas las épocas que dio el mismo resultado en el 510 y en el 2000 también, como dice el tango Cambalache: una vida afectiva agitada, cambiante, llena de rumores, líos, problemas, celos, cambios y peleas. Cuando se puso de novio con Andrea del Boca el romance hizo hablar a la Argentina y a unos cuantos países de Latinoamerica, pues los dos eran conocidos en todos esos lugares.
Pero en 1996, cuando se habían acallado los fuegos de artificio que siguieron a la ruptura con Andrea y se había envuelto en dimes y diretes con otras "mil" mujeres, volvió a patear el tablero al conquistar a la joven y ascendente Verónica Vieyra. La diferencia de edad era, otra vez, un factor que le daba más "morbo" a la cosa. El tenía 43 y ella 28. Le llevaba 15 años, y todo el mundo hablaba de la vuelta de Silvestre a las primeras ligas del mercado amatorio.
Se juraron amor eterno. Los galanes y "atorrantes" tienen "eso": por más que sus historias anteriores hayan terminado de la peor manera y un sinfín de chicas se hayan paseado por los medios para llorar sus angustias, nuevas conquistas caen rendidos ante los encantos de los rompecorazones sin temor a terminar de la misma manera. Toda la vida fue igual, y con Silvestre no hubo caso. Pretendida por muchos hombres, Verónica Vieyra no pudo resistirse y entregó su corazón al cantante y actor.
No fueron una pareja más. Para nada. Estuvieron juntos casi una década y media. Casi nada. Cuando rompieron, en 2010, eran una familia tipo con dos hijas, Camila y Macarena, que llevan el apellido de su padre pero no le dirigen la palabra. El, incluso, hasta llegó a acusar a la actriz de dejarlo en la calle. Pero eso no fue todo: bastante tiempo después, en alguno de los programas que Luis Ventura le dedicó a la figura de Silvestre ("Un hijo de puta con todas letras" lo calificó varias veces) se dio a conocer el escabroso motivo de su separación: "la dejó cuando se enteró que lo engañó con Daniel Scioli por 5 años".
Las fotos de Verónica Vieyra y Silvestre cuando eran pareja