Indignado, con justa razón. Un lunes complicado para Rodrigo Lussich, que comenzó la edición de Intrusos embroncado por el plagio que llevaron a cabo en la televisión peruana de su creación los escandalones.
El periodista denunció en el ciclo de América, y mostró pruebas, de cómo imitaron todo respecto a su sección, con la misma escenografía, la misma escalera, el estilo, los chimentos cortos estridentes y hasta los peluches.
En esa atmósfera, Rodrigo cometió un furcio impresionante, que seguramente le ocasionará una rendición de cuentas en su hogar. El charrúa quiso explicar el dolor personal que significa esta traición peruana porque su pareja posee un vínculo con ese país sudamericano.
"Saben que estoy de novio hace un tiempo largo, un año y medio casi, y mi novio Juan Carlos...No, Juan Pablo", exclamó Lussich.
Inmerso en ciertos nervios, y tentación, Lussich equivocó el nombre de su novio, una situación poco habitual. “Me une algo afectivo a Perú, por eso lo sufro más. Voy a contar algo íntimo. Saben que estoy de novio hace un tiempo largo, un año y medio casi, y mi novio Juan Carlos...No, Juan Pablo”, exteriorizó y desató las risas de sus compañeros.
Transpirado por el yerro, Rodrigo intentó salir de ese momento incómodo y se justificó: “Me ponen nervioso”. Al unísono que Jorge Rial, Adrián Pallares y Débora D’Amato se descostillaban de risa.
"Él pertenece a la formación argentina de Los parchís. Él es famoso allá, fue una carrera que fue exitosa en su adolescencia", contó Rodrigo.
La sorpresa no quedó ahí. El uruguayo puso primera y reveló una curiosidad: "Mi novio vivió en Perú, porque él pertenece a la formación argentina de Los parchís. Que fue una formación paralela que fundó Alejandro Romay. Y que tuvo su mayor éxito en Perú y en México. Él es famoso allá, fue una carrera que fue exitosa en su adolescencia”.
Entonces, el siempre enérgico y divertido Rodrigo se animó a describir que su pareja Juan Pablo Kildoff participó en dos ciclo de Los parchís, durante 1995-97 y 1997-200. Habrá que ver si al regresar al hogar no se le pudre el rancho por confundir su nombre.