Sin ser una canción, se la usa y suena más que muchos temas. Tiene ritmo, es pegadiza y aconseja permitirse: “¡Otra opor-tu-nidad, otra opor-tu-nidad!” a quienes sufrieron alguna experiencia fallida tanto en el plano personal como en el aspecto profesional. Algo así retumbó por los oídos de Cinthia Fernández poco después de protagonizar su traumática separación de Matías Defederico.
La morocha había conocido a Martín Baclini, y si bien estaba algo enojada con los hombres y en un principio no quería saber nada, finalmente accedió a tratarlo, decisión que hoy celebra y disfruta. El muchacho, dueño (¡justo!) de El Palacio de la Oportunidad, uno de los locales comerciales más conocidos, pujantes y tradicionales de la ciudad de Rosario, es su novio y quien le devolvió la confianza, las ganas de disfrutar y la tranquilidad económica.
Cinthia se quejó varias veces de que el futbolista –hoy en Grecia– caía en reiterados atrasos con la cuota alimentaria que debe pasarle por la manutención de sus tres hijas. Incluso llegó a decir que atravesó inconvenientes para hacerles frente a gastos mínimos o diarios, como los de alimentación.
La situación financiera de Baclini es absolutamente diferente. El muchacho no tiene ningún inconveniente monetario -–más bien todo lo contrario– y de alguna manera lo demostró cuando la invitó a pasar unos días en Punta del Este. ¿En qué pasearon por allí? En una Ferrari que rajaba la tierra. No está mal, si Cinthia nunca dejó de ser una fórmula uno…
Cinthia y su chico pasaron unos días hermosos en el Este.
Todos a bordo de esta Ferrari impresionante.
¡Al agua Cinthia!
Lejos de Defederico, Cinthia luce feliz.