Un poco uruguaya, un poco argentina, un poco rusa -confundiendo "Rusia" con toda esa parte del mapamundi-, Natalia Oreiro tiene el corazón fragmentado en unas cuantas porciones. Ella es tan querida aquí como en Moscú o en Kiev, dos ciudades tan en boga en estos días, o es tan reconocida en la 18 de julio de Montevideo como en la calle Corrientes de Buenos Aires o en la avenida principal de Erevan, la capital de Armenia. Un poco por eso es voz autorizada para hablar de la guerra que se desató allí y hace temblar al mundo.
Oreiro es tan pero tan figura por aquellos lares que el mismísimo presidente ruso Vladimir Putin, el hombre que hoy mira todo el planeta a la espera de que no apriete ningún botoncito rojo, le entregó la documentación que la define como una ciudadana rusa. Hasta habla muy bien el idioma y conoce a la perfección todas sus costumbres. Recorrer 100 metros le puede llevar -sin exagerar- de 20 minutos a media hora. La gente no la deja caminar.
Semejante amor y cariño se deben al éxito que alcanzaron allí todas sus novelas. Algunos, incluso, aseguran que Oreiro amasó en esa parte del mundo la incalculable fortuna que hoy disfruta. "Con lo que ganó en Rusia, llamando Rusia a todos los países de esa región caucásica, pueden vivir a cuerpo de reyes y sin trabajar ella, su marido y las cinco generaciones siguientes de la familia", aseguraron en su momento algunos especialistas.
La noticia del conflicto bélico desatado entre Rusia y Ucrania sacudió a Oreiro, pero no la sorprendió: ella mejor que nadie sabe que hace muchos años vienen creciendo las tensiones y los cortocircuitos entre los dos países, supuestamente por las agresiones que reciben y la persecución a la que son sometidos los ciudadanos rusos que viven en territorio ucraniano.
Obviamente, la actriz se manifestó con un posteo donde se pronunció sobre el conflicto. Y lo hizo en dos idiomas, para que quede claro cuál es su postura. Oreiro subió a su cuenta de Instagram una especie de dibujo donde se puede ver a dos personas, una vestida con los colores de la bandera rusa (blanca, azul y roja) y otra con las tonalidades de la insignia ucraniana (amarilla y azul) con los brazos en alza hacia dos palomas blancas.
Por debajo de esas dos personas escribió "Queremos paz", dos palabras que simbolizan el deseo de prácticamente el 99 por ciento del resto de las personas. En idioma "ruso" usó tres palabras, pero es imposible escribirlas porque la lengua es completamente diferente y está llena de símbolos y palabras "dadas vuelta". Igual, lo entendimos todos. Ojalá la escuchen. O la lean.