MasterChef sigue al aire cada noche con la conducción de Wanda Nara y la participación especial de Germán Martitegui, Donato de Santis y Damián Betular como jurados sorprenden cada noche con un programa único y divertido que logra cautivar al país.
En la noche de este domingo 7 de mayo se vivió una nueva gala de eliminación, en donde los participantes tuvieron que resolver un súperdesafio. Este consistía en hacer por primera vez chorizos, una de las pruebas más difíciles hasta el momento. Además de innovar con el embutido, ellos mismos tuvieron que rellenarlos algo que no se considera fácil.
A pesar de que todo comenzó muy tranquilo, con el correr de los minutos hubo un gran caos que invadió al estudio. Silvana y Delfina fueron las más afectadas y terminaron llorando por la presión que sentían.
Finalmente, después de degustar todos los platos Germán anunció que Delfina debía dejar la competencia y se generó un clima muy emotivo en el estudio. Wanda terminó llorando, al igual que Delfina que agradeció haber pasado por las cocinas.
“Dicen mi nombre y son cosas que pueden pasar cuando te anotas en un lugar así”, comenzó diciendo.
Y luego agregó: “Acá pude hacer cosas que antes no hacía como mirar a alguien a los ojos. Lo pude hacer con Germán. Voy a extrañar a todo el ambiente porque ya se volvió rutina”, cuando terminó de hablar súperemocionada, la vio llorando a Wanda y le gritó: “Wanda no llores” y ambas se abrazaron.
Tanto Donato como Damian y German, destacaron que creció mucho a lo largo del certamen y que va a ser una persona a la que se va a extrañar.
EL JURADO CONSOLÓ A SILVANA EN SU PEOR NOCHE EN MASTERCHEF
Damián Betular fue quien logró consolar principalmente a Silvana que después de pasar por su estación y de contarle todo lo que iba a hacer el comenzó a decirle que “no tenía mucho tiempo”. En ese momento la ve que se le caen unas lagrimas y se asoma a abaratarla: “Hoy estoy re bajón”, lanzó y rompió en llanto en el hombro del jurado.
El pastelero intentó subirle el ánimo y les dijo a los del balcón que le cantaran algo para que no se bajoneara. Luego la ayudó en la cocina unos segundos y le sugirió que haga la “pomarola” que tenía pensado.
“Dale vos podes. No quiero que llores. Vos te pensas que todos los que están acá han hecho chorizo”, le indicó dejándola más tranquila.