Delante de sus narices. Todo el tiempo la amenaza caminó a su alrededor y no lo supo comprender, ni sentir, ni dimensionar. Camila Mayan sufre el desamor por la ruptura de la pareja que impuso Alexis Mac Allister a fin de año y que dispone de ribetes novelescos.
Las relaciones terminan, caducan, se transforman, sin embargo el cierre de este noviazgo posee factores singulares porque el futbolista decidió dejar a su amada, tras cinco años de bienestar sentimental, para lanzarse a los brazos de su mejor amiga, Ailén Cova.
El campeón del mundo con la Selección Argentina percibió que su corazón latía más fuerte por esa mujer que conoce de toda la vida, de su La Pampa natal, por eso cortó abruptamente con Camila e inmediatamente construyó todo un vínculo con Ailén, a quien trasladó a Inglaterra para que lo acompañe en su carrera.
Mayán navega por las aguas del dolor inmenso, dado que de repente toda su cotidianidad se derrumbó, tuvo que movilizarse a Europa a recoger todas sus pertenencias y resolver su problemática habitacional en Buenos Aires. Con todo lo que conlleva el hondo amargor de la ruptura.
En ese contexto, Camila encontró un salvoconducto para alejarse de las noticias, de los medios, de la opinión pública y buscó un poco de silencio. Por eso, la morocha llenó sus valijas y halló un punto turístico para pasar unos días de reflexión e introspección.
A partir de los posteos en sus perfiles digitales, Mayán viajó en soledad a Costa del Este, ese destino del Partido de la Costa, que se caracteriza por los bosques, la paz, la tranquilidad y una afluencia escasa de visitantes. Así se la ve caminando a la playa con un gesto adusto en su rostro.
