Era otra Argentina, corría el 2000, había convertibilidad y la televisión vivía otro escenario, de pleno auge. Un novedoso formato, con Julián Weich como conductor, saltó a la pantalla chica, que desafiaba a participantes a instalarse en una isla desierta. Expedición Robinson rompió ratings y también fue el escenario de una gran vivencia que protagonizó Picky Paino.
Con apenas 21 años, la nacida en San Fernando arribó hasta las semifinales del certamen. Un juego dirimiría si avanzaba, para eso debía superar a Adrián Miani, un trabajador portuario. El objetivo era simple: recopilar siete estacas antes que el rival. Claro que disponía de la dificultad de estar amarrados con arneses y todo el cansancio acumulado durante semanas.
Picky soportó mejor el desafío, solo le restaba la última pieza. Pero su oponente, tumbado en la arena gritaba: “No, Jesús, no”. Ahí la morocha le aulló: “Dale, Adrián, carajo” y lo dejó ganar. Un episodio memorable de la TV, con más de 40 puntos de medición y todo un país atento.
VOLVERÍA A TOMAR LA MISMA DECISIÓN MIL VECES
Hace pocos días se viralizaron esas imágenes en las redes sociales y muchos se preguntaron qué era de Picky Paino. La actriz habló sobre esa vivencia única con Teleshow y repasó varios aspectos de su actualidad.
Sobre aquel episodio, Emilia describió: “Era preguntarme ¿quién sos? ¿qué querés? ¿te gustaría llegar al final o no? Sí, me gustaría. Pero: ¿es a lo que viniste? No. ¿Le estás ganando? Sí. ¿Entonces, qué hacés? Así decidí lo que decidí, que fue hacer lo que hice. ¿Lo haría de nuevo? Sí, creo que lo hago un montón de veces al día, en distintas situaciones de mi vida. Lo recontra volvería a hacer”.
Respecto a esa aura que se instaló respecto a su bondad, Paino contó: “También soy mala, ¡puedo ser una hija de puta si quiero! (risas). La cosa es que la mayoría de las veces no quiero y trato de resolver desde otro lugar, en todo caso ¡buena pero no boluda! (risas). A veces me equivoco o contesto mal o soy un ogro porque quiero y no tengo razón, porque si no, no sería un ser humano”.
El imaginario colectivo puede creer que con Adrián se forjó un vínculo único, complejo de definir. Entonces, Picky manifestó: “Hablamos por Facebook o Instagram. Nos escribimos por ahí a veces. Pero nunca hablamos del hecho en sí, ni de la isla ni nada de eso. Es siempre un “¿cómo estás?”, “espero que andes bien”, así. Es un cariño que va a ser eterno y que nos une para siempre, pero que no siguió profundizándose”.
La heroína de Expedición Robinson continuó en su carrera por la actuación, desarrolló varios papales en la TV y el cine, pero sobre todo construyó un prolífero camino en el teatro. En esa rama artística se dio muchos gustos. “Tuve la suerte y la dicha de trabajar con los mejores actores y con los mejores directores. Creo que de los grandes no me quedó nadie afuera: trabajé con todos. Y no sé si mucha gente puede decir eso, yo me siento afortunada”.
Por último, la actriz expuso su presente, que no se circunscribe solo a las tablas. “Por suerte aprendí cómo funciona y tengo una vida muy rica en todos los sentidos, no estoy sentada esperando que me suene el teléfono. Hago mis cosas, escribí mi libro, tengo una banda, canto, doy clases. Hago de todo, no paro”.