Lo más probable es que ya esté haciendo diabluras con Daniel Rabinovich. Confundiendo palabras, garabateando canciones o describiendo las desventuras de Johann Sebastian Matropiero junto a su socio predilecto.
La dupla más legendaria y divertida de Les Luthiers quizás haya vuelto a formarse hoy, en algún lugar del cosmos, acaso entre las estrellas al confirmarse la muerte de Marcos Mundstock, a los 77 años, después de batallar contra una enfermedad que le habían diagnosticado en 2019. Frente a un acontecimiento tan doloroso, un poco de su estilo.
La noticia se conoció hoy a la mañana, pero era un secreto a voces que la salud de Mundstock se había debilitado sobremanera en los últimos meses. Un año y monedas atrás, en febrero de 2019, los estudios y análisis clínicos fueron contundentes. Atravesaba una dolencia de consideración. Poco después, Les Luthiers, su grupo de toda la vida, debió cancelar una serie de presentaciones. Su estado físico se había resquebrajado.
El, siempre genial, en una de sus última apariciones, reclamó ante la Real Academia temas sobre "el habla sobre nuestro idioma, la medicion del tiempo, las palabras y las confusiones".
Les Luthiers es considerado el grupo humorístico de habla hispana más grande de todos los tiempos. Por ahí fue Dady Brieva quien los definió con mayor precisión: “Que te llamen ellos para actuar es como que te llame Valeria Mazza para salir”, dijo alguna vez en Paparazzi.
La fama del grupo traspasó los límites de la Argentina y fue aclamado en todos los países donde se habla nuestra lengua, España incluida.
Así, la muerte de Mundstock ha calado hondo en la madre patria, donde era considerado uno ícono de la actuación y la comedia. “Ha muerto el mayor ingenio de los juegos de palabra en lengua española” , tituló el diario El País, que en su edición web le dedicó toda la portada a la triste noticia.
Mundstock fue locutor -tenía una voz inconfundible- redactor publicitario -su creatividad era inagotable-, actor -participó en películas y en algunos programas de televisión- pero descolló como humorista, donde Les Luthiers lo cobijó desde su creación, allá por los dorados '60.
Con el grupo conoció muchísimos más éxitos que sinsabores, de los que casi no hubo. La fidelidad extrema del público, que solía agotar localidades incluso mucho antes de que se empezaran a preguntarse, se vio reflejado en la cantidad de mensajes que inundaron las redes sociales apenas conocida su muerte. Al humor se le cayó una lágrima. Y a nosotros también. Adios, buen hombre. Y gracias por la risa.
