Espléndida, radiante y luminosa. Adabel Guerrero la rompe en Sex, donde despliega todos sus talentos artísticos para recorrer las tablas y los conjuga con su figura tallada a mano, que sorprende porque continúa en plenitud absoluta a los 43 años.
La blonda forma parte del elenco de José María Muscari y en cada noche maravilla con su actuación y esa postura segura para jugar con todo lo que implica esta obra. Incluso, enfrentó los rumores de una química con su compañero Lucas Velasco con total hidalguía y sin filtros.
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Lo cierto es que Adabel transitó por una etapa disímil, cuando consiguió cumplir su sueño de convertirse en madre, hace tres años. Tras el parto, la famosa adoptó una postura más relajada en cuanto al cuidado de su físico y se sumergió en un cambio para hoy brillar.
En ese buceo de lo que experimentaba en esa etapa, Guerrero reconoció una llamativa decisión que tomó sobre su cuerpo: “Después de la maternidad, me encerré y ni siquiera me depilaba”. Evidentemente el foco estaba en otra arista de su vida.
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Y en ese diálogo con Pronto, la bailarina describió cómo modificó su realidad: “Pero el tiempo pasó y ahora que dejé atrás esa etapa, me siento bomba de nuevo. Tanto por dentro como por fuera. Me gusta cómo tengo el pelo, la cara, la piel, me gusta mi actitud y me quiero. Me siento, sí, en mi mejor versión”.
Para terminar de graficar su viraje, el proceso para sentirse en una versión ideal, Guerrero narró: "¿Vos sabés que me siento en mi mejor momento en todos los aspectos? Tuve como un resurgir después de la maternidad y hubo un cambio interno y externo muy importante, muy fuerte. Desde que conocí el coaching, me cambió la vida”.
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