En la noche del miércoles, Adriana Salgueiro estuvo como invitada al living de Los Mammones para hablar no solo de sus primeros pasos en el mundo del modelaje y del espectáculo, sino también para contar detalles de su vida privada y anécdotas nunca antes reveladas.
Hablando con el conductor Jey Mammón sobre sus pasados romances, sus historias como modelo y actriz, y sus días siendo tapas de revista, Adriana ahondó en los detalles de su pasada relación de amistad con Ricardo Fort y decidió confesar por qué no fue a despedir sus restos.
Todo comenzó cuando la invitada fue sometida a las preguntas del presentador que quiso saber sobre su vínculo con el mediático, y ella comenzó a revelar las extravagantes compras y los divertidos días que pasaron juntos en las playas de Miami y en New York.
Asimismo, reveló lo “caprichoso” y lo solidario que era el chocolatero, pero también contó a qué extraños lugares lo acompañaba por ser tan unidos: “Lo acompañaba a operarse. Sí. Sobre todo me acuerdo una vez, una locura, que él fue a hacerse una toilette quirúrgica, que es como una limpieza de sus heridas de otra operación, pero no llega a hacer una operación”.
“Y en esa oportunidad le dijeron que no, que había que operarse. Pero él había desayunado, lo entubaron, todo mal era. Cuando salió le dijeron que se tenía que quedar internado y él dijo que no, que esa noche iba a hacer la función como fuera… y la hizo”, continuó recordando la actriz.
Además, cuando Jey le preguntó qué recuerdo tiene de Ricardo, Adriana no dudó en aclarar: “Yo lo quise muchísimo. Y lo extraño. Pero no hablo de él porque sé que a la gente de su entorno no le gusta que yo hable de él”.
"Yo lo quise muchísimo. Y lo extraño. Pero no hablo de él porque sé que a la gente de su entorno no le gusta que yo hable de él”
Ante estas declaraciones, Salgueiro dejó una puerta abierta para que el conductor le preguntara sobre su inesperada ausencia en la despedida de los restos de Fort, y sincera, ella explicó los motivos: “Fue muy claro. Lo que sentíamos el uno por el otro lo sabíamos él, Dios y yo”.
“Él ya no estaba, Dios era testigo… Y yo estaba ahí y lo vivía como quería. ¿Para qué iba a ir? ¿Me iba a poner una careta para la foto? Para que digan ‘ay, fue a despedirlo’, no. Era un vínculo que nosotros sabíamos”, concluyó sobre el día en que Ricardo fue enterrado.