Alberto Cormillot tiene una vitalidad impoluta a sus 85 años y sigue trabajando con la misma pasión y entrega que desde el primer día. Luego de superar el accidente doméstico que sufrió, en donde se rompió 3 costillas, volvió de a poco a Cuestión de Peso.
La decisión que tenían tomada desde la producción del programa, es que se quedara en su casa al menos hasta que tenga su alta. Lo que explicó Mario Massaccesi es que cualquier tos o virus que se contagie podría ser adverso en su cuadro delicado.
Feliz de estar haciendo lo que tanto le gusta, Alberto estuvo en una nota con Empezar el Día, programa de Yuyito González que va por Ciudad, y habló de cómo fue volver a ser papá pasados los 80 años y las críticas que enfrentó Estefanía Pasquini, su pareja y mamá del pequeño Emilio.
“Antes de estar con Estefanía no me imaginaba padre otra vez, después de estar con ella sí. Cuando se anunció el embarazo hubo gente que criticaba, se comentaba y yo entendía las críticas”, comenzó diciendo el prestigioso Doctor.
Sin embargo, esta fue una decisión familiar muy importante y se convirtió en un proyecto que llevaron adelante de a dos. Si bien a Estefanía le daba mucha rabia ciertos comentarios, Cormillot aprendió a desentenderse de ellos.
LA CONTUNDENTE POSTURA DE ALBERTO CORMILLOT
“Uno sabe que cuando tiene un hijo a los 80 no va a poder ejercer su paternidad todo lo que un chico lo necesita. En ese momento no había alternativa, yo lo quería y ella también, y no nos íbamos a separar. La única opción era tener un hijo”, le reveló Alberto a Yuyito.
Con un temperamento mucho más fuerte, la molestia de Pasquini a veces se torne inevitable. Hablar y juzgar las decisiones ajenas, es algo que cualquiera le caería mal pero en este caso el mejor remedio es hacer oídos sordos y disfrutar de su hermosa familia.
“Cuando recibe críticas en las redes a veces se engancha, y le digo que se engrana con una persona que no conoce. No es que valga más o menos… Pero si te critica un amigo, o alguien de la familia uno puede o no prestarle atención”, concluyó Alberto.
