Por esas cosas de la vida, allá por 1988, Sergio Goycoechea (57) y Ana Laura Merlo coincidieron en un baile… y el flechazo fue inmediato. “La vi y el destino la tenía para mi. Me acerqué primero”, recordó el ex arquero de la selección sobre los comienzos de esta historia de amor.
Y fue esa noche en la que el deportista comenzó un trabajo fino para conquistar a quién más tarde sería su mujer. “Ella me miraba de reojo. Después, la quise seguir con el coche y no me arrancó el auto. Parecía que no era, pero finalmente, por suerte, nos encontramos”, repasó invitado al living de Susana.
Por su parte, su esposa dio su versión de esos inicios: “el día que me llamó no me lo olvido más. Llamó al departamento en el que estaba viviendo con una amiga. Ella necesitaba el teléfono y se lo había mojado todo porque de los nervios de que él me había llamado derramé un vaso de agua”.
Ya de novios, al año y con solo cuatro encuentros en su haber, decidieron formalizar. “Lo nuestro fue rapidísimo. Un año y medio de novios y nos casamos. Lo que aceleró la boda fue que tenía que irme a jugar afuera. Estaba enamorado, convencido, pero no aguantaba más afuera, con llamadas de hora y media”, justificó Sergio.
“No me olvido cuando le di el primer beso a Ana, fue el 19 de julio de 1988. Nos pusimos de novios enseguida, pero a los pocos meses me fui a jugar a Colombia”, confesó el ex arquero durante una entrevista en la que su esposa destacó que él volvió a verla quince días antes de la boda.
“Cuando nos casamos ya estaba afectado a la Selección argentina. Sólo tuvimos cuatro días de luna de miel. Después llegó el Mundial de 1990, y todo lo que vivimos juntos. Regresamos a la Argentina y yo me había vuelto famoso. Nos cambió la vida”, agregó Goyco.
"Lo que aceleró la boda fue que tenía que irme a jugar afuera. No aguantaba más 1 hora y media por teléfono", recordó Goyco.
Ya como marido y mujer, se volvieron compañeros… y al poco tiempo padres. Juntos formaron una hermosa familia con sus tres hijos, Juan Cruz, Paloma y Bautista. El tiempo fue pasando y como a todo futbolista, a Sergio también le llegó el momento de retirarse como jugador profesional.
"Cuando los jugadores se convierten en ex, caen un gran pozo depresivo. Viven deprimidos. Solía verlo perdido y triste. Con el tiempo salió adelante, pudo hacer nuevos proyectos personales que lo acercaron a la Tv de la mano del más grande, Diego Maradona", supo sincerarse Ana Laura.
Como pareja, Merlo estuvo siempre acompañando y sosteniendo a su marido. Y a la distancia, con todo el camino recorrido juntos, reconoció, “Goyco es el amor de mi vida, no me arrepiento de ningún momento vivido en el matrimonio. Fueron 8 meses duros y eternos, pero necesarios y lo superamos”.
Cuando cumplieron dos décadas de amor, Sergio reconoció, “sólo al mirar a los chicos nos damos cuenta el tiempo que pasó. La pasión sigue intacta. Cada uno conoce muy bien al otro y sabe entenderlo. Estamos muy bien juntos y es por eso que la relación sigue adelante, nos necesitamos. Además, casi nunca discutimos”.
En cuanto a la intimidad, aunque se hizo público, Goycochea fue uno de los pioneros en incursionar con el chip sexual. Y, lejos de esquivar a lo que a sexo refiere, alguna vez declaró, “me quedan muchas fantasías por cumplir, pero después tantos años de matrimonio todo el tiempo te estás reinventando o buscando a la otra persona para que la pasión siga intacta”.
Y como la cadena de la vida lo indica, en 2019 Ana Laura y Segio se convirtieron en abuelos de Valentín, el nieto que les dio su hija Paloma (cabe recordar que Goyco la pudo conocer a los 5 días de vida porque estaba en las eliminatorias con la selección).
Como balance de 31 años junto a su esposa, el ex arquero y actual conductor de Todos estamos conectados, argumentó, “fuimos aprendiendo. Vivís momentos buenos, regulares y malos. Pero todo se basa en el amor. Tenemos muy buena relación. No estamos juntos por estar. Disfrutamos el uno del otro, y tenemos nuestra propia independencia”.