Encarnar a un personaje conlleva un trabajo complejo, para despojarse de los comportamientos personales y asumir una nueva identidad. Dentro del ejercicio de la actuación acontecen situaciones casi mágicas, como la que narró Ana María Picchio.
La actriz visitó el piso de Socios del espectáculo, con toda su amabilidad y sinceridad a cuestas navegó por diversas temáticas para explayarse con naturalidad. En esa charla con Adrián Pallares y Rodrigo Lussich surgió en la mesa una experiencia singular con Gerardo Romano.
Todo se produjo en torno a unas imágenes de fondo, en las que se veía a Ana María y el prestigioso actor durante una temporada de la multi laureada serie El marginal. Ese fragmento activó en la memoria de la artista una situación muy especial.
De esta manera, Picchio se lanzó a describir una circunstancia en la que reaccionó de manera violenta a un insulto de Gerardo. Un movimiento intuitivo, que brotó de su inconsciente y que configuró un trance peculiar, que sorprendió a todos en el set.
“Este personaje era muy difícil porque iba ahí a sacarlo a Romano, era absurdo pensar que podía sacarlo de su puesto. Hay una escena que está muy buena”, comenzó con su relato Ana María de esa vivencia especial que jamás olvidarán.
Hasta que se sumergió en el nudo de la cuestión y explicó: “Él me dijo que si me molestaría si me dice una barbaridad. Lo quiero muchísimo, así que no tenía problema. Me preguntó qué iba a hacer yo y le dije que primero me lo diga y que después vería”.
En la continuidad de la historia, Ana María sostuvo: “Me tenía que decir si estaba enojada con él porque le tenía ganas, entonces le metí una trompada que Romano se quedó pasmado”. Impresionante.
Y para rematar sobre las secuelas de ese percance, la actriz añadió: “El director nos retó porque no le avisamos, porque tendrían que haber metido la cámara en determinado ángulo”.