A días de la cuarta gala de eliminación, La Tora fue sancionada por complotar en Gran Hermano contra Julieta y Coti. Así, a pesar de ser la líder de la semana, la participante se quedó sin poder salvar a uno de sus compañeros de la placa (Juan).
Lucila escuchó la voz de Gran Hermano muy seria, luego pidió disculpas y se mostró sorprendida. Al día siguiente, Hugo Lescano, experto en lenguaje no verbal, analizó en Mañanísima las distintas señales que expresaba su rostro mientras se enteraba de las consecuencias de su juego turbio y la dejó en evidencia.
"La pregunta es, si vemos una persona a la que le damos una noticia o le decimos: 'Yo me di cuenta de que me sacaste plata de la mesa de luz'. O lo que fuera. ¿Cómo sabemos si la persona se está sorprendiendo realmente, si le está cayendo mal? Porque ella hace gestos como que se asombra", arrancó.
"¿Cómo sabemos si eso es real? Primero, en la sorpresa genuina se despegan los labios, aunque sea un milímetro. Ella no separa nunca los labios. Ella ya sabía que se estaban refiriendo a ella”, siguió.
Y el analista señaó otro de los gestos más llamativos de la participante: “Y hay otro elemento y es que ella mira como si estuviera buscando algo. Mira acá, allá, acá. Las pupilas de ella giran constantemente".
"Mientras habla Gran Hermano, ella hace un movimiento ocular y uno dice: '¿A quién está buscando si están todos tus compañeros acá?'. Eso significa incomodidad y es la confirmación de que ella no tiene ningún tipo de asombro”, añadió.
“Ella sabe lo que hizo. Sabía lo que hizo y lo hizo de manera intencionada. No fue un accidente sino ella se habría sorprendido realmente", cerró, contundente sobre el tenso momento que se vio al aire.
