Angel de Brito y Jorge Rial siempre se miraron de reojo. Junto a Luis Ventura son los tres periodistas más importantes del ambiente farandulero, por lo que toda la vida compitieron por notas, primicias y rating. Eso generó algunos cortocircuitos y ciertos chispazos, situaciones laborales que quedan de lado cuando entran a tallar cuestiones de salud.
De Brito está en los Estados Unidos. La semana pasada se vacunó contra el covid, pero un par de días después anunció que había contraído la enfermedad. Por lo tanto debe quedarse solo y aislado en Miami, una circunstancia poco agradable, por cierto.
Para colmo, De Brito contó varias veces -incluso cuando dijo que se había vacunado- que era bastante temeroso de la enfermedad y que como la vacuna tardaba en llegar a la Argentina para la gente de su edad (tiene 45) decidió "romper el chachito" y tomarse el avión para conseguir la inmunización. Entonces, Rial dejó de lado cualquier problema anterior con Angelito y le mandó un mensaje.
"Me preguntó cómo estaba, me deseó una pronta recuperación y me dijo si necesitaba algo".
Al aire en LAM, su programa, De Brito reveló el contenido de la comunicación enviada por el ex Intruso. Lo hizo cuando sus "angelitas" le pidieron que diera "la lista" de los que le escribieron, y los que no, para saludarlo y desearle recuperación. Entonces, el conductor sorprendió al contar que "me escribió Rial", a quien siempre se lo tomó como un enemigo. Como un enemigo profesional, claro.
"¡Paráaaa, quiero saber lo de Rial, qué te dijo!", le grito Yanina Latorre. "Sos chusma, eh..." se atajó De Brito, quien a pesar de todo mantiene el buen ánimo. "No, me preguntó cómo estaba, me deseó una pronta recuperación y me dijo si necesitaba algo. Creo que dentro de todo, aquellos que se comunicaron me dijeron más o menos algo parecido", explicó él.
La semana pasada, Rial contó que habló con Marcelo Tinelli, reveló que los dos están esperando la vacuna contra el covid y admitió que ante la demora en la inmunización y el temor que le generan el covid y además su virulenta segunda ola estaba anlizando hacer lo mismo que hizo De Brito: subirse a un avión, bajar en Miami y darse el pinchazo.