Voló alto, muy alto. Silvina Luna ascendió de plano, tras ese desenlace aciago, doloroso e injusto, que se corporizó por las secuelas de una intervención quirúrgica estética. El dolor se apoderó de todo el universo del espectáculo y de la sociedad por ese final angustiante.
La bella, y querida, actriz atravesó un calvario con esa internación prolongada, de casi tres meses, donde luchó con todas sus fuerzas, pero que no pudo ganar esa batalla adversa y desleal. Recién el miércoles la familia logró realizar la despedida, el último adiós.
Las imágenes de esa ceremonia en el Cementerio de la Chacarita desgarró a miles y miles de personas y sobre todo a sus seres más amados. En ese lugar estuvo Ángel de Brito, quien profesaba una linda amistad con Silvina, y pudo describir algunas de las emociones que lo atravesaron en ese entierro.
En el desarrollo de LAM, el conductor intentó encontrar palabras para explicar lo que vibró en su corazón en el instante definitivo de Luna y con mucho pesar contó: “Fue duro bajar al Panteón de Actores y ver el cajón entrar a un nicho porque Silvina está muerta”.
Estoico, pero conmovido, el periodista profundizó en todo lo que late en su interior con la partida de Silvina, con este cierre que nadie deseaba y manifestó sobre la ceremonia y lo que aconteció en ese mediodía: “La verdad, es increíble. Verlo te da un mazazo en la cabeza, ¿no? “.
Y luego añadió una reflexión de Silvina, de ese ser que anhelaba sobrepasar este desafío, este contratiempo horrendo que se activó en su organismo por una sustancia tóxica. Por eso, Ángel expresó con mucha honestidad: “Pobre chica, tan joven y con tantas ganas de vivir”.