Susana Giménez se caracteriza por ser genera con su familia. Siempre tiene un lugar en la casa en la que este viviendo o en sus distintas propiedades repartidas con Estados Unidos y Uruguay, para su familia. Pero un día dijo Basta, y con todas las letras. Porque la convivencia con Lucía Celasco, su nieta dedicada al mundo de la indumentaria no resultó, y la invitó a ir de la casona.
Susana, la diva de los teléfonos y su joven descendencia coincidieron en la mansión que Susana tiene Miami pero, pasados los primeros días juntas, surgieron los problemas que, legado un momento, se volvieron sin solución, mas en tiempos de tristeza infinita por la muerte de su recordado pianista en Hola Susana, el "maestrulli".
Porque como buena adolescente que todavía es, Lucía es desordenada, algo que no le gusta ni un poquito a Giménez. Amante de la decoración y de que toda la casa luzca en armonía, para ella fue un quiebre notar que la organización de su hogar perdía su armonía, con imponente vista al mar.
Entonces, después de una intensa charla con Celasco, Susana tomó una determinación: que se vaya de la casa. Claro, como abuela que adora a su nieta que le, le proporcionó el dinero suficiente para que la joven se instale en un cinco estrellas del lugar.
Entonces, con la disponibilidad del dinero a su alcance, Lucía armó sus valijas y se trasladó hasta el mega hotel donde disfrutar de su vida, con sus usos y costumbres.
Y para Giménez resultó un alivio enorme porque su casa, donde planea estar unos días mas hasta que viaje a Francia, París, para la la entrevista con Wanda Nara -y se supone que Mauro Icardi también hablará tras el Wanda Gate- y deje al un lado sus días en las playas americanas. Para luego retomar a Miami antes de las fiestas de Fin de Año donde planea disfrutar con todo junto a sus familias y amigos, tras superar el Covid 19, que la tuvo al borde de la muerte.
