Actor con años de recorrido y de perseguir un sueño: trabajar de lo que ama y vivenciar el gusto de la popularidad. Y hoy Ariel Pérez De María (40) es parte de ATAV (Argentina, tierra de amor y venganza, en El Trece), y de El hipervínculo, en el Teatro San Martín, y uno de los protagonistas del filme, Todo por el ascenso.
“Lo que me pasa hoy no lo vivo como un llegar… tengo la sensación de que uno no llega a ningún lado. Son procesos. Pero sí, es verdad que estoy en un lugar importante, en la novela que más se está viendo ahora. Miro hacia atrás mi carrera y siempre fue dar pasos hacia adelante. Siento, creo y confío en que va a seguir así. El tema es que no sé cómo, cuándo ni cuánto… Entonces me dejo llevar y actúo, que es lo que más me gusta hacer”, cuenta.
–Alí, tu personaje de llegada masiva por la novela, es un matón. ¿Hay algo que tenga Ariel de matón?
–Cuando defiendo a alguien, cuando veo una situación injusta o que tocan a alguien que quiero, ahí aparece algo donde te ponés en un lugar medio guapo, compadrito. Si no, trato de ser un tipo tranquilo en la vida. Pregono la armonía. Aprendí a usar armas para filmar, a disparar con fogueo, pero en mi vida personal nunca había disparado, herido ni matado a nadie.
–Tenés una nena de cuatro años, ¿ve la ficción?
–No tanto… Vio un par de capítulos al principio y flasheaba, se quedaba dura. Incluso, hasta canta la canción. Pero como hay escenas de violencia, no me gusta que me vea. Cuando vamos por la calle y me piden fotos, me pregunta si son mis amigos y le digo que es gente que mira la novela. Y como no me entiende, le digo que es como si ella se encontrara con Woody, de Toy Story, y lo quisiera saludar. A veces le fastidia un poco porque estamos jugando y la gente pide fotos. Intento ser una persona respetuosa del otro, amoroso y cariñoso como padre, en comparación con mi personaje en la novela.
–Estamos en un momento bisagra en lo femenino. ¿Qué pensás de la mujer empoderada?
–¡Lo aplaudo! Me parece necesario y fundamental para cambiar el mundo. El mundo tiene que dejar de tener una energía de hombre y pasar a una más femenina. La energía femenina es fértil, crecimiento, verde, es vida. El hombre tiene mucho poder y fuerza y, bien usada, su energía puede ser muy constructiva. Pero también tiene una energía muy destructiva, de guerra, de pelea y competencia, a veces desleal.
–¿Tenés opinión sobre la legalización del aborto?
–Estoy ciento por ciento a favor. No hay ningún derecho a que alguien no pueda realizarse un aborto si así lo desea. Estoy agradecido sobre lo que se discutió porque sentí el cambio en mí. No importa qué pensás sobre el aborto, importa que las chicas no se mueran.
–¿El gobierno tendría que terminar el mandato antes de diciembre?
–No creo que se gane nada, al contrario, creo que puede ser perjudicial para muchas cosas, políticamente también. No me gusta este gobierno, no estoy a favor de los gobiernos de derecha. Es terrible que haya gente muriéndose de hambre, que las cosas estén tan caras y haya tantos negocios cerrados. Más allá de que tuve la suerte de que me vaya bien… me cago en eso. Lo agradezco, me lo gané pero lo que está pasando es terrible.
