Todavía sobrevuela en el aire la conmoción y sorpresa por el desenlace de Gustavo Martínez, quien apagó su luz a los 62 años en la madrugada del miércoles, tras arrojarse del balcón del departamento en el que habitaba con Martita y Felipe Fort.
La partida del personal trainer abrió cientos de puertas, para profundizar en el vínculo con los hijos de Ricardo Fort, su relacionamiento con la familia, su enfermedad y muchísimos otros detalles. Así como también permitió repasar su historia de amor con el chocolatero más famoso.
Ricky y Gustavo tuvieron diversos momentos, diferentes etapas, pero principalmente fueron pareja durante seis años. Todo comenzó cuando Fort transitaba por sus treinta años, ahí se activó el origen de esa lazo amoroso, aunque todo se remonta un tiempo atrás.
Ricardo y Martínez se conocieron en los noventa, producto de frecuentar los mismos ambientes, principalmente en las salidas nocturnas por la city porteña. De ese modo, los dos iniciaron un vínculo de amistad, de confianza y de compartir actividades.
En un momento, Fort y Gustavo optaron por ponerle punto final a su noviazgo, pero no se separaron definitivamente. La conexión que los unía transmutó a otro estadío, a algo igualmente fuerte y granítico. Ricky le abrió las puertas de su casa y lo sumó como un integrante más de su familia.
En cuanto a las características de todo lo que vivió con el comandante, Gustavo contó: “Es una de las personas que más quise, lo quise un montón, con sus cosas y las mías, y yo creo que él también me quiso".
Por su parte, en alguna entrevista mediática, Ricky también le regaló palabras muy profundas a Martínez: “Fue la pareja más larga que tuve y planeé mis hijos con él. Fuimos a hacernos los estudios juntos y yo quise que ellos crecieran cerca de él también”.
Finalmente, Fort desarrolló tal grado de confianza que en 2010 le ofreció firmar un documento para disponer de la tutoría de Martita y Felipe. Así de cercana, de profunda, de real fue la relación entre Ricardo y Gustavo.
