Hay una idea vaga acerca de cómo murió Diego Maradona. Se sabe que lo encontraron sin signos vitales al mediodía del miércoles 25 de noviembre, y que intentaron reanimarlo entre una enfermera, un custodio y un médico que vive en una casa vecina. Y que, lamentablemente, todos los esfuerzos fueron vanos. Se conoce poco, en cambio, de cómo fueron los últimos días de Diego en la casa del barrio San Andrés. ¿Cómo estaba? ¿Se encontraba lúcido? ¿Decidía por sí mismo? ¿Estaba alterado? ¿Se veía venir el desenlace?
Algunas de esas preguntas empiezan a encontrar respuesta a medida que trascienden chats de aquellos que integraban el inexplicable "entorno médico" que acompañó al ídolo desde la operación de la cabeza en la clínica Olivos hasta su fallecimiento, dos semanas más tarde. Curiosamente, entre quienes lo frecuentaron no había cardiólogos ni clínicos que pudieran hacerle frente a sus problemas del corazón. Había una psiquiatra, un psicólogo, enfermeros, acompañantes terapéuticos y el "doctor Luque", neurocirujano él, que no se sabe bien si actuaba como facultativo de cabecera o simplemente era un amigo que seguía su salud. Maradona se murió de un paro cardíaco.
La psiquiatra Agustina Cosachov está, hoy, en la mira. De alguna manera, ella era la que monitoreaba el "día a día" del diez. La enfermera Dahiana Madrid, polémica porque primero afirmó que "escuchó moverse a Maradona a las 6 de la mañana" pero después dijo que la habían obligado a decir eso, mantenía un diálogo permanente con la licenciada en el que le iba contando cómo se encontraba el paciente más famosos del mundo.
Algunas de las cosas que se cuentan son bastante llamativas. Por ejemplo, la enfermera le cuenta que "ya lo bañé" y que "ahora estamos deambulando", y después le dice que Diego "está de buen ánimo". Si Maradona necesitaba que lo bañaran y que alguien lo llevara a dar unos pasos, ¿No eran signos evidentes de que algo no estaba funcionando como correspondía y se necesitaba otro tipo de atención?
Pero hubo más. Porque Madrid, quien informó también que Maradona había sufrido una caída y se había lastimado el parietal izquierdo, aquel que no había sido operado, en otro momento lo nota nervioso, o alterado, y le pide "si no le podemos dar un placebo. Unas pastillas Tic-Tac para tranquilizarlo". ¿Unas pastillas Tic Tac de las que se compran en cualquier kiosko del país? ¿Esa era la profesionalidad con la que lo atendían a Diego?