Su almuerzo es a las cuatro de la tarde, y Benjamín Vicuña recibe la comida con notoria alegría. Un sándwich especial lo espera en un alto de las grabaciones de Argentina, tierra de amor y venganza, la nueva ficción de Pol-ka, en las noches de El Trece. Pero para su sorpresa, es de soja, como encargó prepararle su mujer, mamá de Magnolia y compañera de elenco, Eugenia China Suárez.
Sin embargo, con los bocados, reconoce que “está rica”. Amable y con tono de voz cálido, como es su costumbre, el actor y papá de cinco hijos se presta a la charla.“Torcuato, mi personaje, es un tipo que conocemos muy poco de él. Que regresa a la Argentina después de muchos años, que se fue sin un peso y vuelve con mucho dinero. Ese dinero proviene de un amigo al que intento matar o creo que lo mato, y le robo todo lo suyo. Y más tarde me doy cuenta de que está vivo y de que viene por su plata y venganza. Hago de un tipo con un carácter muy fuerte, ambicioso, que no conoce la lealtad ni los códigos. Sufre la amputación de su pierna derecha y, en su reemplazo, tiene una ortopédica, y eso genera que tiene una inseguridad y un costado vulnerable, humano, frente a toda la omnipotencia y fuerza. Y se encuentra con el personaje de Lucía (Delfina Chaves)y sufre una obsesión con ella , con su amor y poseerla, tenerla a toda costa”.
–En Argentina hay historias sobre trata de personas que se conocen. ¿En Chile las escuchaste?
–Son historias que inundaron toda la región, toda Latinoamérica. Pero principalmente sucedieron en Argentina, que era el puerto, que venía de una época de oro de los años veinte, treinta, muy importante, y que finalmente lleva a la fundación de esta sociedad. Por eso creo que esta historia va a permitir la identificación porque habla de cómo se fue armando Argentina con inmigrantes polacos, españoles, italianos, que construyeron este país. La serie tiene la misión de retratar ese origen. Contar todo lo bueno, lo malo, lo triste… Y dentro de lo triste, fue la trata de personas, que fue espantosa, cómo privaban de su libertad a las mujeres.
–¿No te preocupó componer un personaje tan sórdido?
–La idea de lo de la pierna fue mía. Adrián Suar quería que el personaje tuviera un rasgo físico que generara un contraste. Se habló de los dientes, en algún momento de una sordera, pero había que sostener en muchos capítulos un tipo hablando y escuchando mal… Me reuní con la escritora y se nos ocurrió esta idea de la pierna, que tenía que ver con el pasado del personaje pero también con una cicatriz, un pudor. Entonces, el punto estaba en cómo desarrollar una historia de amor con alguien que, quizá, le da mucho pudor desnudarse delante de alguien. Por ejemplo, hay una escena donde se ve que le enseñan a bailar, y este tipo queda hecho un pichón. Esa fragilidad se la encontramos con esta discapacidad. Y, desde ese lugar, me abrió un naipe súper interesante. Y hoy esa propuesta se sostiene porque están los medios para hacerlo bien, creíble. Si Francella pudo hacer un enano…
–¡Claro!
–Además, Torcuato tiene una doble moral: castiga a las personas con mutilaciones. Esas mutilaciones tienen que ver con su propia mutilación. Como actor tenés la opción de que el tipo sea un siniestro porque sí o que tenga una estructura. Va a misa, es muy creyente, tiene una estructura moral que lo sostiene y cree que está haciendo las cosas bien. Es una especie de justiciero. Entendiendo la situación que hoy atraviesa la televisión, apostar a un proyecto así, ambicioso, grande, pretencioso en el buen sentido, porque pretende instalar temas, partiendo nada más ni nada menos que del origen. Democratizar un producto de excelencia en tevé abierta, y a todos nos enorgullece estar en un producto así. No es subestimar al espectador sino darle el lugar que se merece. Creo que por el momento que vive el país, esta novela es luminosa.
–¿Cómo es compartir horas de grabación diarias con la China?
–Compartir trabajo, proyecto, me parece fascinante. Es verdad que uno queda como con un envión de entusiasmo, de querer conversar de estas cosas. Es algo que nos gusta mucho y estamos los dos súper motivados.
Galán y villano, Torcuato
Galán y villano, Torcuato