En los últimos días, el nombre de Carla Peterson (45) estuvo en la primera plana de los medios. Gráfica, sitios web, tele y radio hablaron de ella. Fue el centro de las noticias no por su presente laboral, por alguna novedad amorosa respecto de su relación con Martín Lousteau ni por una posible segunda maternidad. Se habló de ella por un tema que nada tiene que ver y que se relaciona directamente con su estética.
En épocas de feminismo, de avances y perspectivas, de evolución para mujeres y hombres, la actriz se molestó y mucho por lo que sintió como un ataque a su imagen. Plantada, la mamá de Gaspar (7 años), decidió responder desde sus redes sociales y fue categórica. Pero más allá del percance de mal gusto que la tuvo como protagonista, la rubia sigue apostando a mostrarse al natural, su belleza más destacada, sin dudas.
Y aprovechó las vacaciones en familia en Brasil, junto a su esposo e hijo, para no sólo compartir tiempo con ellos, con los que tuvo un descanso soñado, a pura playa y sol hasta el atardecer, sino también para hacerle honor a las horas sin exigencias. Sin la exigencia del peinado, el maquillaje, a pura canasta cargada con comida para los mediodías y algo rico para las tardes e infaltable sombrero –con mucho glamour, claro– para que oficie de protector.
¡Al natural! Para los días de descanso, aquellos que el clan decidió aprovechar al máximo porque saben que después se viene un largo año por delante, Carla y lo suyos planificaron el día a día para compartir entre ellos pero también respetando cada uno sus tiempos y sus distintas ganas de hacer cosas. La idea fue que los tres estuvieran a gusto y capitalizaran aún más el tiempo lejos de las obligaciones. Por eso, cuando el peque de la familia y el economista hacían actividades juntos, Peterson aprovechaba para salir a correr a orillas del mar, impulsada por Juan Minujín, su excompañero de 100 días para enamorarse.
Eso sí, para que la actividad no le resultara tediosa o aburrida, se bajó un libro –Debajo del agua– que fue escuchando por auriculares y que le permitió cumplir con los siete kilómetros que se puso como meta diaria. Otro gustito, no sólo como momento de relax sino también como forma de conectar con su niña interior, hizo que la artista aprovechara una pileta para reposar sobre un inflable con forma de unicornio. Y también, haciéndole honor a la mujer que lleva adentro, se lookeó, muy a la moda, con collar de caracoles, malla y kimono, y posó con el mar de fondo y hermosas palmeras acompañando su figura.
Eso sí, todas las hermosas imágenes que se hizo, cual modelo posando para una campaña gráfica, fueron en base a gusto personal y sostuvieron el mismo estilo: al natural. Y sí, para disfrutar había que hacerlo con todo. A su regreso, a Carla la esperaba el tiempo de maquillarse y volver a lucir con el cabello de peluquería para hacer una participación especial en la versión extranjera de 100 días para el mercado hispano. Y luego protagonizar una ficción de Disney para Fox.
