Claudio Ruso Paulovich: “Moria confesó que terminaría su vida casada con un gay, con ella pasaría por el registro y…” – Revista Paparazzi

Claudio Ruso Paulovich: “Moria confesó que terminaría su vida casada con un gay, con ella pasaría por el registro y...”

El locutor incorrecto cuenta su historia de “causalidades” con la diva. Recuerda lo que sufrió de chico y con qué se enfrentó a lo largo de los años.
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Con impronta propia, Claudio Ruso Paulovich (41) es una de las voces más sensuales y ocurrentes de la pantalla chica. Desde las tardes de América se impuso como el locutor incorrecto del programa de Moria Casán.

“De chico siempre me interesó más escuchar la radio que, por ejemplo, jugar al fútbol. Recorría las FM para ver cómo eran las caras de los que escuchaba. Cuando terminé el secundario me anoté en la carrera de contador, nada que ver. Pero cuando lo tuyo no es eso, tarde o temprano salta la ficha y el universo te lleva para otro lado. Estando en la carrera me di cuenta de que no era para mí y me fui. Me anoté en comunicación social, hice tres años, me sirvió como herramienta para darme cuenta de algunas cosas y me aburrió. Volví a escuchar mucha radio, las recorrí de nuevo, me vinculé con una persona y con la otra hasta que me propusieron hacer un programa en una radio de San Justo, a pulmón, recorriendo locales para conseguir publicidad, para ayudar en la producción. Un día faltó el conductor y me hice cargo, y así arranqué", afirma.

"En ese momento, por miedo, me anoté en la carrera de locución. Los miedos te paralizan, te bloquean, y por suerte ahora los estoy superando. De hecho, pasado el tiempo me anoté en la carrera y me recibí. Trabajé diez años para Radio Late, me abrió las puertas a un montón de cosas y, entre ellas, a trabajar con Moria. No tengo fanatismo, admiro a las personas por cómo son, y Moria es una de ellas, es arte pop puro. Y ella me propuso para Incorrectas, hice dos pruebas piloto y quedé. Me apasiona contar historias y relacionarme”, se sincera.

–¿Qué recuerdos tenés de tu infancia y adolescencia?
–Vengo de una familia de clase media, me crie en Villa Luzuriaga. Recuerdo un episodio puntual del jardín. Tenía ganas de ir al baño, muy educado se lo pedí a la señorita, y como no me dejó terminé todo orinado. Ahora me río de eso, pero en su momento fue un dramón. Pero igual algo quedó… Ahora me pasa que quiero hacer pis y quiero, aunque esté en el medio del programa. Repetí primer año por un montón de cuestiones personales. No me podían reubicar porque no había vacante y terminé en un vespertino de Ciudadela, donde la pasé bravo. En la pre-adolescencia atravesé una etapa de lucha con la sexualidad. La tenía definida desde chico, pero en esa etapa los fantasmas de los pensamientos pesan.

-¿Qué pensabas?
-Pensaba que tenía que seguir el mandato de lo que imponía la sociedad. Sufrí bullying en el colegio. No me pude plantar porque tenía miedo a la reacción. De hecho, me llevaba muchas materias. Hasta gimnasia, porque no iba para no pasarla mal. Mis compañeros me bajaban los pantalones, eso era tremendo. En ese momento, fueron todas cosas que me traumaron y que no podía conversar con nadie, ni siquiera en mi casa, también por miedo y vergüenza. Hablar o contar es un modo de decir que uno necesita ayuda. Ahora cambió todo, pero en ese momento todo era mucho más cruel. Eso lo superás cuando podés crecer y evolucionás. Pasé muchas cosas pero nunca hice terapia porque me fui superando a mí mismo. Me pasó con un jefe de una radio que me dijo que yo, como locutor, tenía que seducir a las mujeres. A mí me parece que uno tiene que seducir a todos.

–Sí, claro, el público…
–Me dijo que nunca se me ocurra tirar un comentario hacia algún hombre o hacer un chiste. Me daba a entender que no expusiera mi sexualidad frente al micrófono, y eso me pareció retrógrado. No comparto el concepto de que el locutor tiene que ser “macho”. En Incorrectas me siento cómodo porque Moria es hermafrodita.

–Moria confesó en Paparazzi que piensa terminar sus días casada con un gay.
–Eso me generó una fantasía… Siento tanta admiración que me gustaría tener ese lugar. Cuando lo leí, me imaginé en ese rol. De ella me seduce su inteligencia, sensibilidad, lo generosa que es, la energía que genera, su vestimenta, cómo se monta… me enterneció. Por ella sí pasaría por el registro civil.

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