Chloé Bello tiene 34 años. Vive en Madrid. Y, para más datos, fue la última novia de Gustavo Cerati, ese emblema del rock nacional que partió hace un par de temporadas después de sufrir en ACV en Venezuela, donde se encontraba de gira con su banda.
Con mucha agua corrida bajo el puente, la modelo decidió hablar. Y lo hizo con la revista Hola, donde contó cosas de su pasado con el músico y de su vida en general.
“Ahora estoy bien. Estoy sola y no lo cambio por nada. Me gusta recorrer las tiendas de Madrid, comprar cosas veganas y vegetarianas. Saco a pasear a mis perros y voy a museos. No tengo televisor en casa y leo bastante. También voy al cine sola y me encanta. Las separaciones siempre son difíciles. Al final, cuando lo resolvés, hay una especie de respiro. La vida te da muchas patadas, pero hay que remar”, comenzó.
Después de Cerati, Bello fue pareja del productor de música Nicolás Barlaro, con quien vivió en Miami. “Madrid fue mi refugio por casi nueve años. Amo este lugar, pero ya cumplió su cuota de inspiración. Y sumado al hecho de que me separé, puedo decir que estoy en un momento de empezar de vuelta”, agregó en La Nación.
“Cuando pasó lo de Gustavo [Cerati, sufrió un ACV que lo dejó en coma; murió en 2014] yo estuve internada por una gran depresión. Mientras él estaba internado, yo también estuve internada. La pasé mal. Es importante hablar sobre estos temas para que no se crea que este mundo tan glamoroso es perfecto”, arremetió.
“Todavía hoy mucha gente cree que quien aparece en las revistas, en la televisión o hace películas tiene una vida maravillosa; que se levanta y se duerme con una sonrisa dibujada. Hay, por suerte, grupos increíbles para tratar todo tipo de cosas: desde abusos a las sustancias, al sexo, a la comida…”, sumó.
“¿Quién me ayudó? Mi madre [la ex modelo Nora Portela], por supuesto; ella siempre me ha apoyado. Mis perros también: ellos fueron gran ayuda en tiempos difíciles. Los animales logran sanarte el alma. Tendría mil perros más, pero no podría por la vida que llevo. Yo soy fuerte, ¡pero me rompo y me quiebro, como todo el mundo!”, explicó.
“Estos últimos años han sido muy buenos. Tenía mucho miedo de los 30 años. No sé por qué. Estaba aterrorizada. Sin embargo, empecé a conocer quién soy. Cuando sos chica, estás tratando de encajar todo el tiempo, de que te acepten, viendo qué es lo cool. Pero cuando pasás los 30, empezás a aceptar tu personalidad: yo ya no dejo que me pisoteen y, si algo no me gusta, lo digo”, aseguró.
Sobre el cierre, Chloe Bello habló de los dolores del pasado: “En mi caso, la carga que vengo llevando desde mis veintipico hasta no hace mucho ha sido muy pesada. Siento que, desde chica, soy una viuda eterna, y que lo tengo tatuado en la frente, como las marcas de hierro caliente que les ponen a las vacas”.
Y terminó: “Además de la maldad de mucha gente, quedé en un lugar muy complicado: fue un momento horrible; se dijeron barbaridades de mí. Tuve instinto de supervivencia. Era eso o terminar mal. Hice y hago terapia. Mi círculo de amigos es cada vez más chico. Con el tiempo, me he dado cuenta de que hasta la gente más cercana te puede clavar cuchillos por la espalda”.