Valentina Cervantes atraviesa un momento de transformación personal y profesional tras su reciente separación de Enzo Fernández, mediocampista de la Selección Argentina y jugador del Chelsea.
De regreso en Argentina después de casi tres años viviendo en Europa, Valentina se encuentra en plena etapa de reinvención, enfocándose en construir una nueva vida para ella y sus hijos, Olivia, de 4 años, y Benjamín, de 1.
La decisión de volver a su país no fue fácil, pero sí necesaria. Estar cerca de su familia y amigos le ha dado la oportunidad de reconectarse con sus raíces y encontrar la contención que necesitaba. Para Valentina Cervantes, este cambio implica no solo una nueva rutina, sino también el reencuentro consigo misma.
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Entre risas y recuerdos, comparte cómo volvió a disfrutar de momentos simples, como reunirse con amigas y retomar relaciones que había dejado en pausa durante su estadía en Europa. En esta nueva etapa, Valentina ha decidido retomar su carrera profesional como modelo, siendo fichada recientemente por la agencia Multitalent.
Este regreso al mundo de la moda representa mucho más que un proyecto laboral: es una manera de expresar su autenticidad y conectar con las personas que la siguen en redes sociales. Con casi dos millones de seguidores en Instagram, Valentina se caracteriza por mostrar su vida de manera natural y espontánea, dejando de lado los lujos para centrarse en lo cotidiano y en los desafíos de ser mamá.
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La maternidad ocupa un lugar central en su vida. Convencida de que los primeros años son cruciales en el desarrollo de sus hijos, Valentina prioriza pasar tiempo con ellos por sobre cualquier otra actividad.
A pesar de los retos que implica ser mamá soltera, considera que estos momentos son irreemplazables y fundamentales para el crecimiento emocional de Olivia y Benjamín. Incluso en las noches más agotadoras, encuentra energías para jugar y compartir con ellos, sabiendo que estos años marcarán su futuro.
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Valentina está a punto de mudarse a su nueva casa, un paso significativo en esta etapa de transición. Entusiasmada con la idea de decorar un espacio desde cero, confiesa que busca un estilo moderno y minimalista, inspirado en su paso por Inglaterra, pero adaptado a las necesidades de una familia con niños pequeños.
También se encuentra explorando opciones educativas para sus hijos, con la intención de que puedan continuar desarrollando el inglés que aprendieron durante su tiempo en Europa, un aspecto que valora profundamente.
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Aunque su vida ha cambiado radicalmente, Valentina se muestra serena frente a las críticas y comentarios que puede generar su exposición pública. Afirma que su tranquilidad proviene de saber que está haciendo lo mejor para sus hijos y de mantener una buena relación con Enzo, a quien considera un padre presente y comprometido.
Para ella, lo más importante es que Olivia y Benjamín crezcan viendo a sus padres unidos, aunque ya no sean pareja, y que puedan encontrar felicidad en la simplicidad de las pequeñas cosas.
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Este nuevo capítulo en la vida de Valentina Cervantes está lleno de desafíos, pero también de posibilidades. Con una actitud positiva y la convicción de que la felicidad no depende de lo material ni de las circunstancias externas, está demostrando que es posible reinventarse y salir adelante.

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