Escasos escándalos mediáticos alcanzaron semejante repercusión y sacudieron con semejante fuerza los cimientos del universo de la farándula como el Wandagate. Esa intrincada trama golpeó con todo y despertó una atención desmedida de la sociedad.
El lazo clandestino entre China Suárez y Mauro Icardi configuró una polémica mayúscula y activó un tratamiento de la noticia inusitado. La traición, que se consumó en una noche oscura de París, en el interior caluroso de un cuarto de hotel, desestabilizó a Wanda Nara.
Todo esto abrió un campo de auscultamiento de María Eugenia, que a partir de ese momento cayó en las garras de múltiples presunciones y versiones de comportamientos similares, no comprobados hasta el momento, con hombres en pareja, como en el caso de Rodrigo de Paul.
Uno de los escenarios en el que tomó mayor trascendencia todo este embrollo fue LAM, que ofició de disparador de un sinfín de datos desconocidos, principalmente de la mano de Yanina Latorre, que brilló con sus informaciones que surgieron de la relación con Wanda.
Por eso, la China siempre ha enviado mensajes irónicos e indirectos contra el ciclo de Ángel de Brito. Todos estos eslabones crearon una idea de una pelea, de un enfrentamiento entre Suárez y el programa, por consecuencia con el conductor.
A raíz de todos estos componentes llamó poderosamente la atención una situación que se experimentó en la noche del domingo. Resulta que tras la celebración de los Martín Fierro, muchas celebridades se trasladaron a una fiesta privada y en ese contexto se cruzaron Ángel y la China.
De manera inesperada se viralizó un video que muestra como María Eugenia se abalanzó sobre el animador para bailar juntos, para compartir un rato de feedback amoroso y divertido. De este modo, parece que el periodista y la actriz zanjaron diferencias.