Una mala decisión, una confianza extrema en un supuesto profesional, una cirugía en pos de optimizar su imagen. Ese simple hecho derivó en un calvario, un infierno para Silvina Luna, que nunca jamás podrá su bienestar por las secuelas de la operación de Anibal Lotocki.
El estado se agravó con los años, hoy a doce de esa intervención estética, la modelo padece las secuelas más temidas, que son la necesidad imperiosa de un trasplante de riñones. Esa es la única vía para que recupere su independencia física.
Mientras espera un órgano, Luna debe someterse regularmente a la diálisis, porque en caso contrario su organismo dejaría de funcionar. En búsqueda de concientizar, la mediática se filmó en el interior del hospital al que acude a conectarse a la máquina.
Así, con ese entorno y tumbada en una camilla, Silvina contó la compleja tarea de comprender en su fuero interno lo que le sucede: "Les comparto esta rutina nueva en mi vida. Al principio lo viví con angustia por lo nuevo e inesperado, pero luego pasé a una etapa de aceptación de lo que es".
SILVINA LUNA MOSTRÓ POR PRIMERA VEZ LA MÁQUINA QUE LA MANTIENE VIVA
Luego, la bella modelo direccionó la cámara a la aparatología que le permite continuar en este plano y describió: “Esta máquina que tengo conectada a mi, hace el trabajo de los riñones. Así que sintiendo agradecimiento. Sin esta máquina no podría vivir".
En cuanto a las características del tratamiento intensivo al que tiene que respetar a rajatabla, Luna narró: "Esto lo hago tres veces por semana por cuatro horas. Hasta que pueda trasplantarme. Todavía no estoy en lista porque se tienen que ver otras cosas antes".
"Así que con la idea de seguir viniendo un tiempo más. A veces me canso, me duele todo, no se me pasa más... Esto es día a día en base a como me siento organizo el día. Mándenme buena energía Y de esta salimos! Es una máquina que está acá y lo que hace es funcionar como un filtro para mi riñón, que me está ayudando a vivir", confesó.