La espera transmutó a realidad. La expectación por el comienzo de Gran Hermano movilizó a la industria de la televisión argentina y principalmente a los espectadores, que se amontonaron delante de la pantalla para saciar la pulsión frenética de la curiosidad.
El reality regresó a Telefe, a escasos meses de la consagración de Bautista Mascia, para motorizar la levantada de los guarismos de rating del prime time, que languidecían para el canal líder con las apuestas poco fructíferas que ejecutaron tras el cierre de la anterior edición.
Evidentemente los popes de la señal de Martínez sueñan con estirar y usufructuar al máximo del formato, por lo cual se avizora una extensión interminable, lo que se puede pronosticar con claridad a partir de la decisión de embutir en el aislamiento forzoso de la realidad a veinticuatro desconocidos, el número más alto en toda la historia del programa.
Merced a esa lista inacabable de participantes, la primera gala requirió de muchísimas horas al aire para presentar a todos los ávidos por transformarse en famosos e influencers. Tras esas rondas eternas de introducciones de cada perfil, Santiago del Moro tomó contacto con la casa, pasada la medianoche.
EL GANADOR DE GRAN HERMANO SE LLEVARÁ 70 MILLONES
Amuchados, y apretujados, en el sillón del living, los participantes escucharon al conductor del reality, que les transmitió un discurso motivacional, con el objetivo de animarlos a producir contenidos y alejarse de aquellas personalidades menos polémicas: "No sean plantas. A disfrutarlo, a hacer esta la mejor temporada de este programa".
En esa charla, Santiago le corrió el velo a una de las grandes incógnitas: los premios para los ganadores. De esa forma, Del Moro describió los millones en juego: “Les digo los premios chicos, primer puesto 70 millones de pesos más la actualización de Mercado Pago y la casa. Al segundo 20 millones de pesos, además de la actualización, más la casa. Y al tercero 10 millones, con su actualización, más la casa”.