"Quien debe abandonar la Casa más famosa del país, quien por decisión de la gente debe dejar el juego y lo esperamos acá en el estudio.... es..... ¡Aaaaalfaaaaaaaa! ¡Walter tenés unos minutos para agarrar la valija, despedirte de tus compañeros y te esperamos acá".
Cuando Santiago del Moro dijo eso, lo escuchaban 3 millones de personas. 30 plazas de Mayo. 35 canchas de River con su nuevo aforo ampliado. 60 Bomboneras. De esa magnitud impresionante fue el rating de Gran Hermano en la gala más esperada de todo el realitie.
El enfrentamiento personal, televisivo y hasta político de Alfa y de Romina calentó tanto pero tanto la pantalla que la expectativa por ver el programa fue creciendo hora a hora. O minuto a minuto. Y fue "precisamente" el "minuto a minuto" el que llevó a un grado máximo de excitación tanto a Santiago del Moro como a toda la producción: los guarismos fueron realmente increíbles, mucho más con las mediciones de audiencia que se manejan hoy día.
El pico se dio, curiosamente, poquitos minutos después de las 12 de la noche, cuando en general ya no hay tanta audiencia. El motivo de semejante suceso fue, precisamente, que a esa hora se resolvió cuál de los dos jugadores seguía en el juego y cuál debía traspasar la misma puerta por la que había ingresado. En ese momento, el rating indicaba 26,1 puntos de rating. Impresionante. Arrasador.
Dos horas antes, la Gala había arrancado con un piso ya muy importante y que hacía presagiar que se venía un número récord: 15,9 puntos que fueron subiendo de manera incesante hasta cruzar la barrera de los 20 cuando Del Moro dio a conocer lo que todos imaginaban. Cuando contó que la primera "salvada" era La Tora -cuyo verdadero nombre es Lucila Villar- la medición ya estaba en 21,4 puntos.
Allí empezó a sumarse más y más gente, por lo que fueron en aumento tanto el rating como los nervios por saber si se quedaban Alfa o Romina. Pocas veces se registró un clima de tensión semejante tanto afuera como adentro del estudio. El aire era irrespirable, y no sólo por los casi 40 grados de temperatura que habían agobiado al 90 por ciento del país durante toda la jornada del domingo.
Los tapes que pusieron de uno y otro no hicieron otra cosa que hacer explotar la expectativa. Los números se dispararon hasta tocar los 26,1 de pico máximo, un número impactante y que escapa a toda la lógica de la industria que justifica sus alicaídas mediciones actuales en la convivencia con las plataformas, con Youtube y con las distintas redes sociales que permiten ver contenido a cualquier hora y con muchos dispositivos. El promedio consolidado dio 22,6. Y a otra cosa mariposa.