No hay mal que por bien no venga. Aunque polémica y muy discutida, la vieja frase popular se le volvió realidad a Georgina Barbarossa, que después de sufrir un pésimo 2020 protagonizó la historia de superación más impactante de la farándula argentina: luego de atravesar penurias y padecimientos ahora disfruta de estar en la final de MasterChef Celebrity, el programa más visto de la televisión argentina.
La actriz intentará convertirse en la sucesora de Claudia Villafañe, ganadora de la primera edición del certamen con famosos (MasterChef ya había tenido ediciones con "anónimos"), cuando enfrente en una decisión impredecible al sorprendente Gastón Dalmau, quien se metió en la instancia decisiva a fuerza de simpatía, sencillez, buena onda y platos muy bien preparados. Indudablemente no será un rival fácil, aunque Georgina parte como favorita.
Si hace un año alguien le decía a Georgina que en junio de 2021 estaría en la última semana de un programa que hace hasta 25 puntos de rating, que recibiría toneladas de cariño de la gente y que esa participación tan explosiva le permitiría ser contratada para filmar publicidades (con los importantes ingresos económicos que eso genera), es probable que hubiera reído o llorado, pero dificilmente habría creído algo que en ese momento sonaba como un cuento de hadas. Pues bueno, lo está transitando.
Sucede que el 2020 de Georgina fue muy malo. En realidad, fue como el de casi todo el mundo. La pandemia la agarró en medio de algunos proyectos teatrales y televisivos, pero de golpe todos nos tuvimos que meter adentro por muchos meses y la actividad artística quedó como en una especie de stand by, algo que no sucedió con los gastos de todos los días. Mientras dejaron de recibir dinero, actores, actrices y todos los que están vinculados al rubro siguieron pagando comida, vestimenta, alquileres, impuestos, remedios, todo. En un momento se hizo muy cuesta arriba.
Georgina creyó ver una luz al final del túnel cuando recibió el llamado de Laflia. El Chato Prada y Federico Hoppe le ofrecieron participar del Cantando 2020. De su parte no hubo dudas ni titubeos. Era la oportunidad perfecta para volver al ruedo, estar en actividad y aliviar una situación financiera muy ajustada. Estaba contenta, feliz, dichosa... hasta que supo que Moria Casán había sido convocada para ser jurado, y decidió desistir. Desde que Georgina consideró inapropiadas algunas cosas que la diva dijo del "Vasco", su marido asesinado, están enfrentadas sin chances de reconciliación.
Georgina sobrevivió como pudo. "Di clases de teatro por zoom, una cosa rarísima y que nunca había hecho. Pero la necesidad tiene cara de hereje", contó en ese momento dramático. Y cuando parecía que no podría levantar la cabeza del agua, llegó la chance de hacer Masterchef. La soga que la sacó a flote. Una de las más grandes oportunidades de su vida. Enhorabuena.
