Roberto Parra fue uno de los nueve ganadores de la versión argentina de Gran Hermano, en un año muy difícil para el país: el 2001, donde muchísimas personas tuvieron que ver cómo los bancos se quedaban con sus ahorros. El ganador de esa edición no fue la excepción y no pudo sacar la totalidad de su premio de 200 mil dólares del banco.
"Se me vienen varios recuerdos a la cabeza. Por un lado, me agarra mucha nostalgia, y por otro, me pone muy feliz recordar ese hermoso momento. Fue una de las experiencias más lindas y maravillosas que tuve en mi vida”, rememora sobre su victoria, frente a Silvina Luna, la otra finalista del programa.
Roberto, que hoy tiene 50 años, reveló que añora la fama que le dio el certamen. “Pensar en Gran Hermano me lleva a que me gustaría seguir estando cerca de los medios, lo que siempre anhelé. También se me viene el recuerdo del cariño de la gente. La juventud. Y esos momentos vividos que hoy se reflejan en las redes sociales, pero que en ese momento no había”, resaltó.
El ganador de la segunda edición recordó que fue muy golpeado por la economía argentina, que justo estaba atravesando una profunda crisis en esos momentos. “Gané 200 mil pesos, que en ese momento eran 200 mil dólares. Pero me agarró el corralito: me terminó quedando una cuarta parte del premio. Perdí como loco…”, remarcó.
“Me pasó todo junto: tuve mucha mala suerte de que se haya dado justo ahí, en ese momento. La peor de esta Argentina me agarró a mí. El día que Cavallo estaba anunciando las medidas, yo salía de la casa de Gran Hermano. El poquito que me quedó lo invertí en el mercado textil, a lo que me dedico: fabrico ropa, vendo uniformes y vestimenta de trabajo”, contó sobre su actividad actual, lejos de los medios.
Parra aseguró que Gran Hermano le transformó su vida para siempre. “Cambió totalmente. Cuando entré a Gran Hermano, yo repartía leña a las panaderías: las usaban en los hornos, como se hacía antes. Ese trabajo se lo dejé a mi papá. Cuando salí del programa, por esas cosas de la vida conocí gente, me vinculé y me puse a fabricar ropa. También me dedico a la venta de autos”, reveló sobre otra de sus trabajos.
Sin embargo, recordó que no le gustó nada cuando perdió el reconocimiento que había ganado en el programa: “Ese momento no me gustó para nada, porque a mí me gustaba el reconocimiento de la gente: un saludo, un beso, que te grite la gente en la calle, un aliento, un autógrafo, escuchar que digan ‘Ahí va Roberto’. Todo eso fue muy lindo, y yo lo extrañé y lo sigo extrañando”.
“Pero bueno, se vuelve a la normalidad: uno sabe que no es un actor. Por haber ganado el juego llegué un poquito más lejos. Se extraña todo eso. Hoy tengo mucho contacto con los fans que me siguen en las redes, en Instagram y Facebook”, resaltó el ganador de la segunda edición.