El actor era un habitué de Telefe, pero fue a probar suerte a México y terminó haciendo una gran carrera. Sí, en modo cambio total, Diego Olivera hace un tiempo dejó la tierra azteca y se mudó a Miami, la ciudad que más aman los argentinos en el mundo. Y desde allí rehízo de nuevo su vida en pareja (con Mónica Ayos) y en familia (tienen dos hijos).
El galán despegó en Argentina con numerosas producciones en Telefe, ha logrado establecerse como una de las figuras más influyentes en el mundo de las telenovelas hispanoamericanas. Su viaje hacia el estrellato comenzó de manera inesperada cuando el actor, sin mucha convicción en un principio, aceptó reunirse con directivos de TV Azteca gracias a la insistencia del productor Quique Estévanez.
Esta reunión fue el punto de inflexión que lo llevaría a protagonizar "Montecristo", abriendo así puertas que hasta entonces no había imaginado.
El inesperado encuentro con Martín Luna, que entonces era el encargado de dirigir Azteca Novelas, resultó ser el golpe de suerte que lo catapultó a un nuevo nivel de visibilidad en la industria del entretenimiento. "Montecristo" superó todas las expectativas al ampliar su duración en 50 capítulos más que la obra original, consolidándose como un éxito que reforzó su nombre no solo en México, sino también en todo el mercado hispano.
Más allá del éxito profesional, la decisión de trasladarse y establecerse en extranjero implicó un proceso complejo y un replanteo constante de sus prioridades. Olivera cuenta cómo su vida cambió por completo con el nacimiento de su hija Victoria, lo que derivó en la necesidad de asegurarse una estabilidad que antes no le preocupaba tanto. "Las decisiones giran en torno a la estabilidad y el bienestar de toda la familia", afirma Olivera, quien reparte su tiempo entre México y la dinámica social de Miami.
El vínculo de Diego Olivera con Argentina no se ha diluido a pesar de las largas temporadas en el extranjero. sigue poniendo en valor sus raíces cada vez que participa en nuevos proyectos, como su podcast "Circo Beach", donde aborda temáticas desde una perspectiva argentina junto a Mónica Ayos, Diego Ripoll y Maite Peñoñori.
"Nunca he dejado de extrañar, de pensar en regresar", confiesa Olivera, destacando que su conexión con Argentina se mantiene viva. Aunque idealiza momentos pasados, es consciente de que ningún lugar es perfecto. "Lo importante es vivir con responsabilidad y reconocer que cada etapa de vida tiene su belleza", reflexiona.